sábado, 16 de febrero de 2019

Vota Juan. Primera temporada.

Instalados en el javiergutierrismo, todo vale. Todo. Incluso empezar una serie hablando de la crisis que provocan tres tíos de Murcia con diarrea por comer pimientos de Padrón en mal estado (de esos que son azufre y lo mejor para las almorranas). Vota Juan es otra oda al chascarrillo español, con picos y sótanos, con algunos momentos de dentellada y otros de mirar para otro lado y bajar a los infiernos. No todo es Vergüenza, pero casi. Vergonzosos momentos para un plan b sin Gutiérrez pero como si fuera Gutiérrez. Primarias, candidatos, secuaces ineptos, cabestrillos sin cencerro, Principio de Peter al poder, luchas entre autonomías pero en serie b. Lo mejor, lo políticamente incorrecto: reir(se) de lo que la mayoría no se ríe. ¿Qué es la mayoría? Una especie de Ábalos que le pregunta a su chófer lo que solo le preguntamos a los amigos (y Ábalos era de los pocos que me caía bien del gobierno Sánchez). ¿Guinea Ecuatorial? ¿Piel de los testículos resistente en el tiempo? ¿Los cojones de tres antílopes para hacer un monedero de putísima madre? Y, si hay tele, es por las concesiones. Gilipolleces al poder. Muchas gilipolleces al poder. Y la asistenta del ministro, rumana o de donde sea, diciendo verdades como puños. ¿Manzanas podridas? Y un pijo. La puta frutería entera, dice la asistenta no rumana del ministro. Vaya un pijo. Y el precio de los favores, y las resacas largas, y la ropa (de ayer) y la chistes sobre tumores. Y como Rivera, Juan es una paleto de provincias que traga y traga y vuelve a tragar para no volver a Logroño. La Rioja solo vale para hacer chistes de vino, pijo. El ministro de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, y la negociación de la PAC (todavía me acuerdo del ministro Atienza y el fletán y todo lo demás). Viva Juan Carrasco (y Juana Carrasca). Y el chiste de los daños colaterales, los pajaritos del tuit y todo lo demás. Maquiavelo en la cama y un España-Lituania de Champions. Viva Tudela, viva Logroño, vivan los actos preelectorales. Y, siempre los malos, los mismos: los profesores. Turquía, los pelos, el baloncesto y las gafas de sol para llamar la atención. ¿Los libros son como naves espaciales? Y recordar a las hijas de José Luis y compararla con la hija de Juan Carrasco. ¿Islandia? Viva Islandia. Viva Rumanía. Y los llantos, con carrusel de fondo. Aspas al poder. ¿Cómo que no lleva cebolla la paella? Muestra Vota Juan el problema que tiene los secuaces de los políticos cuando todo se acaba, cuando hay que volver a Logroño o a cualquier pueblo de España, cuando se pasa del pesebrismo institucional a un puesto de trabajo de verdad. Y todo en este país depende de la calidad del jamón. ¿Vas a Lugo o para Lugo? ¿Vas de Lugo a Zaragoza? No diga primarias, diga mierda. Y siempre hay un lápiz que lo cambia todo. Y, antes o después, sobran las palabras. Todas las palabras. Vivan las víboras de la política. Y las cobras. Coda: Pensándolo bien, solo nos queda Vota Juan el 28 de abril de 2019.

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