jueves, 11 de abril de 2024

Ñu

Ahora que con la crianza casi no tengo tiempo, y el poco que tengo, se lo resto al reloj por las noches, he seguido con esa cuenta con Ñu, de Pau Luque. Siempre repito, desde hace años, en clase y fuera de clase, que todo es mentira (y cada vez, más). No hay solución. Para nadie ni para nada. Esto ya no tiene arreglo. Ñu lleva el asunto (el de la farsa contemporánea) a la pregunta, a la búsqueda, reflexionando sobre diversos temas y dejando una buena retahíla de frases de esas que los que subrayan libros, subrayan. Yo no subrayo libros, voy, como alma medieval, escribiendo en folios que fueron exámenes y quedaron en blanco. De esas frases, me quedo con las que hablan de la competición y la rutina (“pocas cosas más repugnantes que el espíritu competitivo”), de la creación literaria (“escribir un libro se parece más a divorciarse que a casarse”, “uno escribe para librarse del pasado, no para comprometerse con el futuro”) o de la filosofía real (“a los verdaderos filósofos no les interesa escribir, ni publicar, ni ser adulados, ni descifrar el ser, ni identificar lo bello, ni conseguir cátedras o reconocimientos públicos. No. A quien tiene genuina vocación de filósofo solo le interesa una cosa: tener razón”). Y sobre muchos asuntos más, aunque no siempre parezca fácil de entender, porque todo es mentira, pero el barniz de la mentira no siempre es perfecto: “¿No crees que todos tenemos derecho a que nos mientan mejor?”. Escucho mucho a Nick Cave, pero no el Swing Love sino su Brother, My Cup is Empty. Podría subrayar, aunque no lo hago, eso de que “solo la conversación ensancha la vida”. Añoro mucho las conversaciones con los amigos, sin prisas, sentados en torno a una buena mesa y tener claro que “la amistad es saber elegir cuándo mentir y cuándo decir la verdad a tus amigos”. Y también me ha hecho pensar en la docencia, y en el cansancio que provoca (a la par que satisfacciones): “Da buenas clases, me dijo, de lo contrario te secuestrarán, y con razón”. Y ahora que muchos la desean, o la secuestran, es importante recordar que “la libertad es dejar de hacer, durante un rato, lo que sabes hacer”. Y la pregunta, que parece hecha a medida de los que un día admiramos a Nick Hornby: “¿Es la literatura la solución? ¿Resuelve algo la literatura? Hay dos tipos de buena literatura: la que busca suturar heridas y la que busca abrirlas. A veces la literatura es la solución porque abre heridas y otras veces es la solución porque las cierra”. Ñu es un buen intento para buscar soluciones, aunque no siempre nuestra brújula señale el norte.

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