martes, 30 de julio de 2024

Boiling Point. Primera temporada.

Seis meses después del final de Hierve, estamos en las mismas con Boiling Point. Cuatro capítulos para estirar ese chicle de gente incomprendida, de borrachos sin payasear, de familias convertidas en capítulo del Antiguo Testamento, de catorce de cualquier mes convertido en el final de todos los meses, de facturas que se acumulan y de secretos bien guardados, de hacer cosas por el empeño de un sueño, de una utopía, de una pérdida de la inocencia en un fogón. Este zoo, el de Boiling Point, no tiene el punto porque está desenfocado: la cocina es la excusa. Todo es mentira, todo embuste, todo cena recalentada para una celebración que no es de éxito sino de agonía. Una buena serie para entender que hasta los mejores platos dejan una acidez inacabable. O no.

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