lunes, 5 de agosto de 2024

Mayor of Kingstown. Tercera temporada.

“Nada puede limpiar la sangre de estas manos”. Mayor of Kingstown vuelve en esta tercera temporada como se fue: saltando por los aires. Llena de pecado original, sigue buscando consuelo, aunque no lo consigue. Dice el faro de todas las oscuridades: “Yo me conformo con tener algo de paz, por retorcido que sea”. Pero no es posible. Todos los caminos no llegan a Roma, como no todos los autobuses tienen destino. Vivan los pastilleros. Vuelve Rusia, vuelve el odio racial, vuelve la familia y su defensa, vuelve lo borde y lo cafre al mismo tiempo que esa defensa, la de la familia, se vuelve insana. ¿Y qué hacer? Seguir: “No me permito sentir nada. No, tenemos negocios que atender”. La sangre sigue saltando y machando caras y corbatas, salpicando en coches, llenando puentes, subiendo el nivel del agua hasta el hundimiento. Y ese negocio, como es tan viejo como el amanecer, se cuida solo. MOK sigue con su colección de promesas rotas pero no te lleva al regalador de consejos contemporáneo porque no hace falta en ese contexto entre marrón, triste y justiciero (“¿Quieres que te de un consejo que no me pediste?"). Hágase querer por las jaulas y sus profanadores: “En la vida, los falsos profetas te prometen todo tipo de cosas. Y luego te quitan todo. Y cuando ya no les sirves, te dejan morir”. Pero a diferencia de paisajes sin bruma, en Kingstown, “el crimen sí paga”. ¿Para qué todo este sufrimiento si no sirve nada más que para padecer? Pues para lo de siempre, para colgarse medallas, para triunfar en un jungla despiadada, para sobrevivir en un zoológico que mengua y crece con bestias sin control: “Y es esa angustia encantadora, en esta vida de mentira, lo que te da poder”. Y ante este panorama lleno de fantasmas, en el que “el rey cae y le sigue la corte”, sólo nos queda la Biblia: “¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla!” (2 Samuel 1:25). Y mientras, ponemos la tele porque “nada mejor que espiar peleas ajenas”. Vivan las peleas ajenas bien hechas.

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