domingo, 28 de septiembre de 2025

Los amos de la ciudad. Primera temporada.

Cuando ves que Sean Bean cae asesinado por su mano derecha, por su heredero natural (que no su hijo) en el segundo capítulo de una serie como Los amos de la ciudad. siempre te viene a la cabeza de Juego de tronos. Pero aquí va el asunto de familias de mafiosos de LIverpool que pasan temporadas en España y que tras la muerte del líder, con más sombras que claros, tiene una sucesión bastante traumática. El adelgazamiento de la base física de la banda, con piezas que bailan en bodas y entierros y que van desapareciendo, hace que el odio se incremente entre supuestos cómplices. Pese a su lentitud en el relato (que, a veces, desespera), la historia se mantiene viva hasta el octavo capítulo, poniendo a la familia y a los críos como catalizadores (o peones de intercambio), y subrayando el papel del chivato que no lo parecía y que cantaba incluso lo que no iba en la partitura. Un buen intento de mostrar el funcionamiento mafioso de los lazos comunes entre personas que son de todo menos una familia normal.

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