miércoles, 14 de mayo de 2008

El camino de los muertos.

Ojo a la curva. Imaginad de noche con mister Citadelle, barco incluido, flotando entre plaquetas.
Viene el camioncito, perrito bueno, eternidad de porquería gaseosa.
Palmeras errantes, cables cruzados, pasos de cebras. Viajes de negocios hacia el más allá. Distinguido tránsito hacia la vanalidad. Impedimentos legales, librepensamiento del siglo XXI.
El sol que yace estrellado. Lunas que aúllan de madrugada en busca del razonamiento del cometa.

El camino de los muertos. Pueden ser muchas cosas. Enterradores esperando la propina. La sexta propina del día. O la octava. Por eso no les llamo sepultureros. Qué vida tan tonta, que cantaban Family. También es el reflejo del purgatorio de la vida. Planetas girando alrededor de soles inagotables. Caras, limones imantados, sales en la pared de una copa, un buen gintonic. Y un camino, real, peligrososo, por sus curvas. Acabo de pasar por allí, camino de Las Bombas. Y olía, pasando, a muchos millones de años, azahar radiactivo, esperas imposibles, minutos curvados y sueños de gente corriente por calles de piedra y naranja, al menos verdes por un día.

1 comentario:

jm dijo...

Lo del barco y el citadelle me ha gustado. Los viejos métodos de destilación.