miércoles, 27 de febrero de 2013

Political animals

A los pocos minutos de ver Political Animals nos vienen a la mente los Clinton. Lo que nos reimos con los Clinton, con Bill y con su Hillary (antes de los putos dolores de cabeza, que eso no tiene gracia), y con Chelsea y con Moniquilla y con las apariciones con Boris Yeltsin y con todo lo demás. Aunque digan que no, es eso y un montón de chismes. Ex-mujer de expresidente que es Secretaria de Estado de USA, con hijo responsable e hijo irresponsable, con un partido que solo la quiere a medias, con un presidente que solo la quiere a medias y con un vicepresidente que solo quiere verla...muerta. Bueno, y su madre, que es cínicamente alcohólica (¿o debería decir alcohólicamente cínica?). Qué más da. Si tenéis, o podéis reutilizar un cuarto de día, seis horitas de vuestro ajetreo, acercaos a estos Political animals para ver a una gran Sigourney Weaver haciendo de jefa en testiculandia, mandando como se debe mandar. Además, la familia en Political animals es lo más importante,como tiene que ser. Grandes personajes, y el cuarto poder, como siempre, jodiendo. En este último punto, destacar, como siempre, a la omnipresente Carla Gugino, espejo de lo que un día fue la Secretaria de Estado, en un papel de periodista cambiante, doble filo de una navaja que sorpende en vertical y en horizontal. Merece la pena aunque solo tuviera una temporada. Y punto. Coda: y la mandíbula del gran Ciarán Hinds, impresionante.

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