jueves, 5 de diciembre de 2013

Lenin y la CCCP

Menudo chiringuito tenían montado. Primero Lenin, que abrazó el valle profundo pronto, pero sus secuaces si que montaron bien. El espíritu estalinista del aquí te mato y punto tuvo seguidores en media Europa de desprecio muto, de virtud peregrina en barba marxista. Y daba igual lo que pasara a este y oeste de los Urales, las tinieblas son iguales con bigotes alemanes o rusos, todos hemos probado a dejar sin comida a un pobre desgraciado pez en su pequeña pecera. Y pasa lo que pasa. Todo menos que se convierta en boquerón italiano, ni sin vinagre, ni en matrimonio en la plaza floreada del atraco continuo. Cada uno busca su taberna, o su comunismo particular, como buenamente puede. Nada de sociedades fabianas a esta altura de la película, ni ludismo ni ley Chapelier que se tercie en botellines de 33 centilitros. En fin, que así quedaron todos con el cerebrito del Refugio hecho uvas de Alhama. Y en sus rostros, media Europa a base de vodka y Pacto de Varsovia, y COMECOM y toda su puta madre. Menudo potaje montaron, joder. Menudas alcachofas.