martes, 20 de mayo de 2014

Primera temporada (de Enric Pardo)

Dejé unos de días de leer Primera temporada por terminar la séptima temporada de El ala oeste de la Casa Blanca. No tengo nada contra Enric Pardo, pero yo soy muy de Ziegler, aunque al final los guionistas medio jodieran su personaje, aunque inseguridades y secretos irán de la mano gracias al judío que bebía vinagre por las mañanas y que casi siempre tenía periódicos en la mano (una de las pocas cosas que recuerdo mi corta estancia en la universidad matriculado en Periodismo es que casi nadie leía la prensa, me veía como bicho raro en mitad del zoológico aneuronal). A Primera temporada le pongo una pega principal. Aparte de las bandas sonoras, y las themes, y las canciones de California, una de las protas, le falta música (aparte de los momentos Giaccobe y Dalma). Creo yo. Los locos de las series que conozoco (o que creo conocer, aunque no sé si locura es la palabra correcta, son casi todos fanáticos de la música en alguna de sus vertientes, desde lo clásico hasta lo indie del Primavera que aparece en Primera temporada. Aparte de eso, el libro lo he puesto en la estantería de los grandes, de los altares, entre Sánchez-Ostiz y Kiko Amat, entre Ray Loriga y los primeros Nocilla. Aunque desde mi perspectiva en primera persona masculino singular, tengo deficiencias o rémoras respecto a algunas series que no he visto, o vi tarde: en el reino valcarcil, como las privadas llegaron tarde, vimos antes la segunda de Twin Peaks que la primera, que luego repitieron hasta la saciedad; no he visto las dos últimas de A dos metro bajo tierra; ni Ballestar Gallactica, ni Louie, ni Revolution, ni American Horror Story, ni Los Tudor, ni Entre fantasmas, ni The Office, ni The Practice, ni Porca Miseria, ni 24, ni un montón de cosas más. Pero, pese a estos pecados, nos podemos identificar con Cliff, el protagonista, con la pasión que siente por Tony Soprano, que hace que te caigan bien los mafiosos e imites como comen pasta en la cocina de madrugada después de una buena jarana. Y también recuerda a D'Artacan y a Ulises 31, y eso está de puta madre. Y habla de los colgados de twitter, y eso también está bien. Y retrata como nos mentía Boss, y piensas en lo cabrones que son los políticos, sean del partido que sean. Pero el libro también cuenta la cara B, la incomunicación y la inseguridad, y las jodiendas que provocan los microordenadores (vulgo, móviles) en las relaciones personales. Si el infierno está lleno de buenas intenciones que antes Nurse Jackie nos pase una pastillica de colores (me extraña que no hable Pardo de ella de su papel de Oz). A algunos de mis alumnos, cuando antes de los recortes que nos hicieron los crápulas de la política metieron la tijera para pagar putas propias y drogas de distinta procedencia tenía alumnos, les decía el principio activo de la dieta de McNulty: "Johnnie Walker y Listerine". Gran principio. Y Cliff recuerda, en ciertos aspectos, al McNulty más canalla, al de querer y no poder, al del compromiso temporal y al de mandarlo todo al carajo y pulserizar un momento inolvidable de la tele. Y, a cierta edad, pese a todo, la comedia cansa, aunque muchos piensan que la vida es un chiste sin gracia al final, y yo me cansé de Friends. Y Primera temporada es también un libro que trata las ausencias familiares de determinados momentos (siempre hay parentelas muertas, como en Dexter, como en A dos metros bajo tierra) o como los triunfos van acompañados de tragos de vinagre (yo me quedo con el primer triunfo de Josiah Bartlet y lo que le pasa ese día a Josh Lyman). También se refiere Primera temporada a la cultura del ladrillo, la misma que nos ha llevado a la ruina y la misma por la que sindicalistas y políticos de todos los colores se hicieron de oro (y me extraña que no hable de Rubén Bertomeu y de Crematorio y de esa escena del Capítulo 5, con el concejal de Urbanismo en el barco, con los puros y las pájaras..., nos has fallado, Enric Pardo). Si, aunque te perdonamos, porque dices bien, después de las cinco temporadas de The Wire, toda la vida te parece absolutamente gilipollas. Estás perdonado. Me chirrían un poco las charlas con los creadores de la Divinidad y de las series, no creo en esas mierdas de médicos y loqueros, pero tienen algún momento mágico. De los amigos y sus novias, hay historias de aquí a Júpiter por contar, y de los familiares y sus novias, también (hubiera estado bien un acercamiento entre Cliff y Marta, al más puro estilo Tony Soprano y Adriana La Cerva, aunque siempre puede aparecer en la "Segunda temporada"...). También me gustan las referencias a las viandas. Todos recordamos escenas míticas en restaurantes de las series y películas, aunque todos hemos querido quemar algún día el bar de los Serrano, hay que reconocerlo. Y los bares que visitan Cliff y su colega Simón, y todos tenemos una ronda de noche particular, con demonios, vomitonas y caídas a las seis de la mañana. Todos tenemos amigos que han sido romanos en una garita, y sabemos lo que eso hace en el coco, lo jodido que es. Y, pensaba, iluso de mí, que pese a la muerte de Gandolfini (yo me enteré en el trabajo, ese lugar donde a más de uno le deseas una muerte entre la que tuvo Vito Spatafore y la de Hank Schrader) habría un final distinto. Y mira que no me gustó Friends, pero Primera temporada me ha recordado que puede ser, no lo sé, que la pareja Whiford-Perry en Studio 60 es de las más conseguidas de la tele (aunque no me he recuperado todavía del disgusto que me dio Sarah Paulson cuando dijo lo que dijo, se me caen todos los iconos). En fin, que hay que sacar un ratito para leer Primera temporada antes de que nos cuente algún desocupado por twitter espoilers de la Segunda. Y todo lo demás son peleas, pero de las buenas. Coda: Y como Toby Ziegler dijo, " no busques pelea con quien compra la tinta por barriles". Y punto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tranquilo. No dormir por las noches es un signo de distinción.
De lo de meter tochos sin parrafear no estoy tan seguro, quizá pueda considerarse apología del delito. No sé. Prepárate para la patada en la puerta si eso.

(Joder, ¿De dónde sacáis tiempo para tantas series? Yo lo flipo) ADMIREISION+1

supersalvajuan dijo...

Necro, es que el pc está en las últimas y el botón de intro ya administra los gusanos del cementerio...
Respecto al tiempo, este curso me han casi desempleado por completo.

jm dijo...

No dormir y poder dedicar ese tiempo a disfrutar de las series es todo un privilegio, mucho hemos avanzado en materia de series, desde que de pequeño mi madre ponía en la tele "los ricos también lloran" antes de llevarme al colegio.

supersalvajuan dijo...

Grandes series, si señor.