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martes, 17 de junio de 2014
Scandal. Segunda temporada
¿Demasiado punk para la Casa Blanca en la segunda temporada de Scandal? No lo sé. Todo se vuelve más siniestro y rebuscado. Todo son infidelidades políticas. Y de las otras, también. Los más bajos instintos vuelven a relucir. Scandal relaja y seda, pero a la vez pone nervioso y te lleva al lado oscuro de la fuerza. El pasado es imposible de olvidar si no es llevado a la enésima potencia. Y en mitad de ese embrollo, Olivia Pope es la heroína que se eleva como vacuna salvadora, como la Ray Donovan de las vaginas. Todo tiene solución con uno de sus vestidos blancos aunque el B-613 todo lo joda. O casi todo. Y la familia, y el condado perdido de Ohio, y una Primera Dama con pretensiones, y un jefe de gabinete traidor y con achaques, y un periodista de influencias. Olivia Pope, como Señora Loba televisiva, está por encima del bien y del mal, aunque las lágrimas también salgan. Atención mediática en mitad de los tiros, en mitad de los hospitales, en mitad de las salas de prensa, en mitad de un despacho. Un Malina con corazoncito. Una familia en el recuerdo. Una niña que aprende a ser espía. Los líos habituales. Y el Scandal de siempre. Y todo lo demás.
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