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miércoles, 23 de julio de 2014
El caso de las 51 cuentas
No. No estamos hablando del caso de la rubia platino. Ni de oscuros padres que traen de la China Popular a una niña para hacerle algo que no soy capaz de calificar. No soy capaz de hablar tampoco del alcalde de Torre Pacheco y sus diez años. Tampoco de lo 12.000 millones de euros que nos han robado con lo de la cajita que tenía el PSC y don Narcís (otro día hablaremos de los contratos de Defensa con él al frente). Tampoco hablaremos del 18 de julio. Hoy toca hablar de las 51 cuentas en las que aparece relacionado nuestro delegado del gobierno, antes del reino valcarcil, ahora del sultanato de Sean Connery. Estoy preparando una cartulina en la que, junto a mi pecho, lo ponga bien clarito en negro sobre verde: "Que se detengan las balas". Hay personas a las que les jode que diga las cosas en voz alta. Lo que deberían hacer medio segundo antes; que dejen de decirme arre o só; que voten o dejen de votar a tal gaviota o tal capullo o tal partido republicano; o que se cambien de casa el día del SOS. Que cada palo aguante su vela, aunque alguno luego me quiera matar. Lo que no se puede hacer es mirar para otro lado. Ya está bien de listerinerizar la política. NO me voy por mis santos COJONES. Por que sí. Esto es el Medievo y hago lo que me sale del pijo en mi alodio. Se lo dejo a quien me sale de los genitales; lo alquilo a quien me sale del nabo; lo lego a los templarios en plan Alfonsito el aragonés. No, señores. Ya está bien. No señores. Lo cosificado no tiene arreglo, pero no nos tomen por imbéciles, que las Caimán, las Vírgenes de Duncan y todas esas islas están muy lejos. Preferimos las que eran de Romanones y ahora son Fuertes, muy Fuertes. Preferimos viejas marcas que deambular con políticos presuntamente corruptos. Preferimos un gobierno que no nos mienta (ah, no, que eso es de Rubalcaba, y esos tampoco dejaron herencia, dejaron directamente púa). Que así está el patio. ¿Y ahora qué? Toca jodernos, y, poco más. Todo se fue a piqué, y el país está en venta, y vendemos deuda, y algún día tendremos que pagar con los cuadros de Velázquez como hace la ciudad de Detroit, aunque sigamos siendo campeones en el Mus del Pueblo. Y, cuando ganemos la partida, podremos ir a todos los bancos, y ganar lo conseguido, lo robado en el Mus, lo que saquemos de la brisca o del cinquillo, en una de nuestras 51 cuentas.
Coda: Mejor que no se vayan, si no van a estar entre rejas. Lo tomadura de pelo es homérica, es exagerada. No dimitan, por si acaso nos asustamos y no nos recuperamos.
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2 comentarios:
Entre tanta basura es difícil hacer limpieza, y al final sin casi darnos cuenta vivimos cotidianamente entre ella en un gran vertedero perfumado.
Esta chusma le pone mucho morro. Demasiado. El yate, cada día, más grande
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