Hace 29 minutos
jueves, 2 de junio de 2016
¡AL CAJÓN! Crónica de un mitin
Tengo pendiente Talco y Bronce, pero no me he podido resistir a meterle la retina al último libro de Montero Glez, ¡AL CAJÓN! Crónica de un mitin. Ayer en el Zalacaín, hablando con Diego, recordamos la primera frase de Sed de champán. En época de agua con aguas, aunque tomándonos unas ginebras es bueno recordar. Trabajando con los alumnos, saco a relucir siempre una idea que repite Montero, de que pagamos a nuestros políticos con nuestros madrugones para que luego se olviden de nosotros. Y antes de llegar al mitin, me gusta esa parte del libro, acercándose a los orígenes de Podemos, acercándose a la figura de Iglesias y sus secuaces, partiendo de Zamora y retrato entre juegos de Villalobos (y lo que ella representa). Y me ha hecho recordar a los curas obreros (en mi pueblo, mis padres siempre me recuerdan a don Alfonso Ortiz, buen ejemplo de ello cuando ayudó en la construcción de la vivienda de uno de los miembros del PCE que falleció cuando volvían en septiembre de 1981 de un mitin en la Casa de Campo en Madrid en un accidente de autobús). Mucha gente criticó al sacerdote. Con un par. Y ahora hacen falta más ejemplos: hacen falta más curas con cojones, hacen falta más políticos con cojones, hacen falta personas íntegras que saquen este país adelante. De verdad. Y con el ejemplo del cura Alfonso ayudando en la casa del camarada Córdoba, se me vienen muchas cosas a la cabeza. Dudé en las elecciones europeas, pero luego voté a la marca de Ahora Murcia en las autonómicas de 24 de mayo de 2015 y a Podemos en esas mismas fechas en las autonómicas. También voté, con muchas dudas, a Podemos en las elecciones generales de 20 de diciembre de 2015 y no sé lo que haré el 26 de junio de 2016 si es que llego a esa fecha. No lo sé. Pero me gusta que quede por escrito esos orígenes, el germen de Podemos, aunque exagerado por los medios de comunicación. Como escribe Montero Glez, hemos pasado de Dinios y Pocholos a políticos en las televisiones. Tengo que censurar, y no me gustó, el paripé de Iglesias (y lo van a hacer todos los presidenciables) con Ana Rosa Quintana y los niños en la tele. No me gustó, pero parece que todo vale. Está claro que la nueva política (con tics de la vieja, todo hay que decirlo) ha superado al PSOE por la izquierda, y que la confluencia Podemos-IU va a comer(se) con patatas al tal Sánchez como los Warriors levantaron el 3 a 1 en contra a los OKC. No vi la evolada entre Iglesias y Rivera porque no estoy ya para evoladas, estoy mayor para ver a regaladores de consejos que engatusan al personal. Pero es solo una percepción. Supongo que Rivera tuvo su momento y Rajoy juega con el voto útil para desprestigiarlo. O tal vez, no. Leo esta parte de la crónica mitinera en el sexto autobús en el que me subo hoy, y todavía me quedan dos más, y escucho a la vez el All Things Must Past de George Harrison, el mismo que decía que "prefiero ser un ex-Beatle a ser un ex-nazi, aunque preferiría ser un ex-nada". A Iglesias se le han puesto muchas etiquetas, y, las etiquetas, no son siempre precisas, son imperfectas. Cuando he tenido el privilegio de explicar Historia de España a mis alumnos de Segundo de Bachillerato, no he podido explicar como se merece la Revolución de 1868, pero el tiempo que le dedicamos hacemos hincapié en que esos momentos, y los seis años que le siguieron, no se pueden olvidar. Para bien o para mal, fue un intento, fallido pero intento. Debemos intentar las cosas, debemos recordar los principios de la Constitución Liberal de 1808, y ponerlos de manifiesto, aunque la invocación a la divinidad de esa primera norma suprema jurídica máxima no fuese duradera por el ínclito Fernando VII. He de reconocer que no sabía quien era Fermín Salvochea, pero tampoco en Cartagena trabajando este año he visto muchas alusiones al cantón en la ciudad departamental. Hemos de reconocer que olvidamos demasiado pronto nuestra Historia, y olvidamos demasiado pronto la caja b de ciertos partidos, y Filesas y Gales y cursos de formación de sindicatos herederos del franquismo, y presidentes autonómicos con oscuros pasados y alcaldes que no sacan dinero de su cuenta bancaria durante tres años. Olvidamos pronto. Demasiado pronto. No sé yo si hay que recuperar el espíritu de la Transición. Cuando explico la Transición en clase, o cuando me dejaban explicarla, decía que era una gran mentira. Ni me gusta Suárez ni todo lo que se ha magnificado. No sé si se le puede considerar un Kennedy de provincias como escribe Montero Glez, pero el personal no recuerda todo su personaje en conjunto (y me gusta recordar lo que decía Gregorio Morán sobre Suárez y los libros). En fin. Y creo que Iglesias y sus seguidores, cegados, se equivocaron al no dejar a Sánchez gobernar y creo que lo hubieran hecho muy bien estado en el Congreso y llegando a acuerdos puntuales con socialistas y riveristas en una legislatura corto. Podemos podría afianzarse desde la oposición, es así como se consolidan los partidos. A lo mejor estoy equivocado, y el 27 de junio Iglesias se verá presidente con el apoyo de los socialistas y eso será el final del PSOE. O tal vez, no. Demasiado Borgen para el calor que hace en junio. Demasiado. Y tampoco me explicó ningún profesor de Historia Moderna en la facultad las andanzas de Guido Fawkes entre chaconas bizarras y criollas. Y tengo muchas dudas acerca de que los líderes del 15M vayan a sacar a este país en el estercolero al que nos han llevado los políticos de la transición, herederos de los franquistas, herederos de todo lo peor. Y la caída de Monedero, llevado al margen de la vanguardia y de la primera línea. Y la presencia de Kichi, de Teresa, de Pascual y de Irene Montero. Y Casas Viejas en el horizonte, para que no se nos olvide. Y todo lo demás.
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2 comentarios:
Te leo y suena en mi cabeza "Como hemos cambiado ... que lejos ha quedado .... "
Presuntos, presuntos, presuntos... La verdad es que hemos cambiado mucho
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