domingo, 13 de noviembre de 2022

El cuento de la criada. Quinta temporada.

Y dale con la primera carta a los Corintios. Y con el resto. Sigue la serie del recreo en los primeros planos, ya sea en una violación o en un atropello, en una fuga o en una captura, en un asesinato o en el escape (que nunca es definitivo). No sabemos si la siguiente judiada con pe será peor que las anteriores para las protagonistas de El cuento de la criada, aunque en esta temporada alguna de las protagonistas también toma de su propia medicina en plan Obélix. Y si es la serie de los rostros, aún más de la sangre, con las mujeres convertidas en Gilead en simples vasos, como si en una clase de Historia Medieval de España el amigo Francisco de Asís nos estuviera contacto la vida de las mujeres en el occidente de nuestro medievo particular. O medioevo. Porque al final de todo, El cuento de la criada es un retorno al pasado para intentar cambiar una política, una huida que, pese a los intentos de barnizado, sigue siendo el enclaustramiento de épocas oscuras, de justificaciones sin justificación, de pequeños destellos de lucidez en una noche que es eterna. Pese a que hay veces que creemos que esa noche pasará, no es así y lo negro se impone al resto, por mucho que las mariposas muten y parezcan bichitos encantadores. Nada de nada. Todo mentira en esta vida y en la sexta temporada de ECDLC, más todavía. Nada como recuperar una historia con entierros y secuelas, con recuerdos y brillos endemoniados, con cuerpos mutilados e iluminaciones hechas plan. El cuento de la criada se recrea, por momentos, en lo macabro: la venganza del herido no nos sorprende, pero nos hace pensar sí seríamos capaces de llevarla a cabo nosotros. El daño, y no solo el genético, no consiste en cambiar de modales o de comportamientos. En esta temporada se pasa de lo melancólico a lo salvaje, de lo sanguinario a lo evocador, de lo que nos parece imposible pero que ilustrado con imágenes se hace sombra y claroscuro. Nada como hacerse preguntas en el funeral de un traidor. Sacrificios, milagros, bazofia. Lugares insospechados. Políticos de hule viejo que dominan el miedo. Nada como el miedo y la censura para atemorizar al personal. Cambio de cromos. Embarazos que parece que protegen y no lo hacen. Venenos al poder. Que no falten vinagres en nuestras vidas. Y el púrpura lo fastidias todo. Oficinas para el duelo. Ejemplos para el trauma. Decisiones en las que es imposible acertar porque cualquier respuesta es un error, o una estación sin salida, o con sorpresa. Resistencia. Escapar para volver, volver para resistir. Esto no va de pescadillas que se muerden la cola, va de océanos infectados. Bálsamos para coléricos intentos de sugerir el apocalipsis. Lo que se ve y lo que se ve, lo que se podría evitar y lo que siempre se repite.

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