La primera noticia fue sobre las 14:15 horas. Hablaban de una gasolinera. Fuego negro, humo asqueroso y todo lo demás. A mí, eso, por supuesto, me la sudaba. De calor, hablo, no interprete mal usted. Uste.
Salgo del instituto y ya huele mal. Y la humareda tiene mala sombra. Muy mala sombra. Saco el N70 y empiezo a sacar fotos, algunas las estoy poniendo aquí ahora.
El Pozo es uno de los motores de la economía regionales. Con sus defectos, por supuesto, pero es así.
Estando en la estación con Cristóbal, Ángel y Juan, nos caía ceniza y otros elementos insospechados como el de la foto de arriba. Y empecé a acordarme de los Nikis y de su Algete arde. Algete arde. Alhama arde. Asociación de ideas y todo lo demás.
Y el fuego es un cabrón. Pero al pasar con el cercanías cerca, la gente estaba tranquila.
Hay miles de accidentes...
Da miedo, ¿verdad?
Pues eso, que siempre nos quedan Los Nikis!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Hace 46 minutos
10 comentarios:
Yo prefiero el ardor al fuego es menos destructivo.
¡¡Oyes! Ánimo no sé para que lo quieres pero eso no importa.
Yo me estoy animando acabar el libro que ya me he comprado otro más...
Si no salgo de aquí nunca leere todo lo que quiero leer
Anele, termina el libro. Esto está hecho.
mas agua campeon(pal fuego claaro)
SNIF.
España está aplastando a Yugoslaaviaaa...
No seais malos!!!
A mi me pilló el fuego en plena autovía, y a la altura de Totana ya se divisaba el humo. Cuando pasé a la altura de Alama eso parecía el coloso en llamas, un espectáculo visual para todos los vecinos, que ocupaban los puentes que hay por encima de la autovía.
La columna de humo se veía desde Puerto Lumbreras. Según me iba acercando por La autovía camino de casa, cada vez me mosqueaba más.
¡parecía el humo negro de PERDIDOS!
Espectáculo gratis e inesperado. A veces la vida te da estos sustos o estas alegrías. Lo de la alegría lo digo acordándome del libro de De Quincey, "Del asesinato como una de las bellas artes", en la que los caballeros ingleses del club aprovechaban los muchos incendios que se daban en Londres para disfrutar de un espectáculo destructivo y criminal gratuito, libro cínico por demás que te recomiendo vivamente.
Hay que seguir a Baudelaire, que un día se incendió algo donde estaba, y mientras todos corrían, el seguía pidiendo vino. Más vino.
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