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viernes, 24 de junio de 2016
Gomorra. Segunda temporada
Acaba la primera temporada de Gomorra con un salida a la luz y una llegada a las tinieblas. Con esas premisas, y sin prisas napolitanas, comienza la segunda temporada de Gomorra. Don Pietro, Gennaro, Salvatore, Ciro y el resto de los que controlan el cotarro siguen con sus andanzas, con sus trapicheos y sus juegos de mesa. El problema es que la cicatriz que deja la primera tanda de espisodios, con el espectro de doña Inmaculada aún presente, pesa mucha. No siempre es fácil perdonar hablando de negocios, pero a veces es necesario tragar sapos, tragar políticos españoles, para superar el mal trance. Y una salidita al exterior, a reconducir el negocio, y vuelta para algunos a las grandes ligas mientras que otros siguen en Territorial Preferente (y viva Higuaín a lo largo de toda esta serie). Hasta el más caníbal se vuelve tierno y hasta el mayor terrón de azúcar se endurece dependiendo del asunto que lleven entre manos. Y el cuerpo tiene un límite físico y psíquico. Y del otro, del numérico, de los dígitos de la cuenta corriente. No todo es Nápoles en la viña del Señor, un Dios que trae niños a casa cuando menos te lo esperas y sigues con otros pensando que no llegará el mañana. Y las alianzas, como mal matrimonio, no son duraderas. Y las panteras, a dos extremidades, o a cuatro, no es bueno que estén enjauladas. Y hasta los príncipes de la Scampia huelen a muerte, y los palos de billar tienen múltiples usos. Y ya lo dijo el ministro: Viva Honduras. Y el Emperador, aunque tenga la tensión alta, siempre es el Emperador. Y hasta en las ratas, hay cierto nivel de democracia. Y nada como el litoral lazial para abandonar el barco. Y el cementerio como redención, como expiación eterna por los males causados. Y los hermanos, y sus tumbas, y su reutilización, y ver rostros conocidos por la televisión. Y los gritos frente al mar.
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4 comentarios:
Te iba a decir que a ver si me podía poner al día en series pero va a estar difícil.
Uffffffffffffffffffff yo he perdido el hilo. Veo lo justo. La mitad de la mitad de la sombra de lo que fui
El perdón es un lujo difícil de conseguir, incluso con dinero. Napoles es otra dimensión a pocos kilómetros de Roma. Y Ciro a pesar de lo cabronazo, hay ciertas cosas que no se merece.
Cada uno tiene el diablo que se merece.
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