viernes, 25 de noviembre de 2016

Scrotal Recall (Lovesick). Segunda temporada

No siempre vale acabar con puntos suspensivos aunque muchas veces o hacemos. Eso ocurre con la segunda parte de Scrotal Recall (Lovesick). Demasiadas piedras en el camino; demasiados obstáculos que superar; demasiadas pruebas para un decathlon en el que al final falta el oxígeno. Pruebas, pruebas, pruebas. La vida es una sucesión de pruebas y es difícil de superar. No vale con intentarlo, hay que buscar nota que sobrepasar, no fallar, no caer en los mismos errores. ¿Cómo no equivocarnos? ¿Cómo no equivocarnos y no hacer daño a los que están cerca de nosotros? La dificultad de acertar es manifiestamente baja. Muy baja. Siempre, en mitad de ese recorrido, hay asuntos inmorales, hay decepciones, hay cracks del 29 y del 73, hay un dolor que no tiene fin. ¿La lucha es el objetivo? ¿Se pueden bajar los brazos? La segunda temporada de Lovesick, con su apariencia de comedia sin pretensiones, (se) mete en jardines, en demasiados jardines aunque el olor al césped te encante. No siempre las flores huelen bien. Se pudren rápidamente. Nada más triste que un 8 de noviembre en un cementerio para dar(te) cuenta de que solo una semana después, la plenitud de las flores es decrepitud, es mal olor, es un lapo escupido en un océano que no se regenera sino que está más contaminado que hace cinco minutos.