domingo, 7 de julio de 2019

A cada cual, lo suyo

Llevaba tiempo sin volver a Leonardo Sciascia, sin volver a Todo modo, sin volver a El Consejo de Egipto, sin volver a Muerte del Inquisidor, sin volver a Una historia sencilla. Sin volver a muchos libros suyos (y buenos, poniendo en el altar a Todo modo). En la mayoría de trabajos escritos de la carrera, ponía citas de libros. Pero casi siempre, de Todo modo. Uno de esos libros que te cambian la perspectiva de muchas cosas, de muchos asuntos. A cada cual, lo suyo empieza con una carta anónima, en un pueblo, con una amenaza de muerte. "Y no es asunto de cuernos". Anónimos. Ya no se lleva escribir directamente. Lo de ahora es una vergüenza, una justicia poética de una sociedad que se fue a la mierda hace muchísimo tiempo. Demasiado tiempo. ¿Es un secreto lo que votamos? ¿Seguro? Si no estamos adscritos o afiliados a un partido o a un sindicato, no sé si podemos sacar alguna conclusión. A mi me acusan tanto de podemita como de voxita (algunos públicamente). El que recibe la carta anónima, tenía unos planteamientos (algunos lo llaman maximalista) a la hora de votar un tanto particulares: "al partido socialista en las generales, por tradición familiar y recuerdo de juventud; al demócrata cristiano en las municipales, por amor al pueblo, que con administración democristiana siempre sacaba algo al gobierno, y por evitar el impuesto sobre la renta familiar que los partidos de izquierdas amenazaban con implantar". Sciascia marcando el espectro italiano, antes de 1992 y 1993, antes de milagros asombrosos, en pleno estado gomorrita y suburrita. Y muestra al asesinado como un tipo afín a todos (a todos los que creían en él): los conservadores pensaban que era conservador y los progresistas también pensaban que era progresista. ¿Cómo es eso posible? ¿No están repitiendo en España los adjetivos con Abascal que hace años utilizaban con Rivera? ¿Errejonistas todos? ¿Melenas fuera? Y también podría ser por la caza. Cazadores todos. Perros de caza asesinados... por la estrictina. Siempre Sciascia sembrando dudas, dejando puntos suspensivos por el camino. 11 perros nos indica LS que tenía el farma de turno. Y ya se sabe el efecto Frankestein, como dice Rafa Latorre en su artículo, que los locos están muy locos. Y los perros locos, más. Pero no cayó muerto solo el farma, tuvo compañía y también respetable: el médico. El doctor, y no era Valentino el de las motos. No. Estamos hablando del 64. Dos cazadores cazados en acto de servicio. Hay que ponerle huevos y pistolas, por partida doble mínimamente. Y las habladurías, las bodas con feas por interés (ya lo decían Los Nikis) y todo el Sálvame de la Historia de Italia. Todo modo, siempre. Y la moral, y la ruptura de un enlace anunciado y ya lo dijo Franco cuando lo de Carrero Blanco: "No hay mal que por bien no venga". Sabemos asuntos y nos los callamos, no vaya a ser que jodamos la marrana. Y todo eso en un Aljucer de la geografía, en un pueblo que no llegaba a los ocho mil habitantes. Casi nada. Rumore, rumore, que cantaba la flaca italiana. Y en esas que el profe de turno, con "fama de anticlerical" (como casi todos los profes, sobre todo de Historia, tenemos y no sé el motivo) empieza a investigar, y busca la fuente del anónimo, los recortes de ese periódico oficial vaticano cuyo nombre conocemos todos, o, por lo menos, todos los que lo conocemos. ¿Era así o lo he alterado? ¿Otro ejercicio de aljucerización de la vida? Y el profe, en mitad del berenjenal con perejiles, olivo arriba olivo abajo, empieza a preguntar. Y el hilo de la cometa que busca viento en primer lugar es la del periódico y nos los callamos, no vaya a ser que jodamos la marrana. Y ahí empieza la investigación. En Italia, salvajemente mediterráneos, pasaba como en España: el personal sabía quién compraba el periódico concreto. Pasó, sin ser salvajemente mediterráneos, en Vascongadas en la peor época de guerra. Y ahí empieza la investigación. En Italia, salvajemente mediterráneos, pasaba como en España: el personal sabía quién compraba el periódico concreto. Pasó, sin ser salvajemente mediterráneos, en Vascongadas en la peor época de guerra llevada a cabo por la ETA. ¿Guerra? Sí: el terrorismo de ETA era la guerra. La maldita guerra. Y empieza con los curas. Y ya se sabe que no hay dos curas iguales. Nunca. Y además, en tiempo de sermones, cortos los sermones. Y el primero de los curas, como buen cura, no creía en casi nada, porque todo es mentira. Sigue siéndolo, con o sin sotana. Todo es mentira. Y los curas saben mucho de mentiras. Hasta habla este primer cura de la mierda que saltaría en el Pravda si lo mandaran a tomar viento. Por cierto, no estamos en 2013 pero seguimos sin noticias del cura de Churra. ¿Qué fue del cura de Churra? ¿Qué fue de aquel video? Y el profe, pensando en la península Itálica y en la Italia insular, acaba entre sus neuronas asegurando que «hay tanta gente simpática a la que habría que cortarle el cuello…». No. No hay que fiar(se) de los simpáticos a la primera. Hay que conocerlos. ¿Por qué son simpáticos sin motivo aparente? ¿Por amabilidad? ¿Esconden algo? Seguro. Todo es mentira. Bueno, menos para la Iglesia: Dios y la muerte. El puto miedo a la muerte con el que nos asusta la santa madre... Iglesia. ¿Todo comunista o socialista lleva un fascista en su interior y no lo sabe? Y suegros hablando de nueras como "mujeres de cama". Y palabras para recordar: "El muerto está muerto, ayudemos al vivo". Y por supuesto que los hombres sin fe, sin acento, pueden tener piedad. Esto no es Sin perdón, y Clint Eastwood no es inmortal. Creemos que lo es pero no lo es. Y las tapaderas, para algo están. Viva el barniz, viva ilustrar historias ajenas con dolores propios. Y por supuesto que vivimos entre y para los gusanos. Únicamente trabajamos (en el caso español, medio año de sueldo) para alimentar gusanos políticos, constructores, villarejismos del conocimiento vaginal y chusma variada... como en Italia. Y no conocía yo la historia de Cesare Mori, historia que habría que recordar más. Y en primera persona masculino singular si puedo asegurar que ir a currar en bus, y esperar que empiecen las clases tirado en la calle o en un bar, cansa. Muchísimo. No el trayecto, las esperas. Las putas esperas. Y prefieres la comodidad a un buen sueldo. A la mierda el dinero y el carné de conducir y los reproches maternos. Y nos deja LS frases para enmarcar, frases para decir en esa misma sala de profesores llena de supuestos comunistas de chalé pero que van en su coche a trabajar: "Así sois los comunistas: con una frase hacéis una soga y ahorcáis a un hombre… ". Y la verdad es que en España, en Italia... ya de igual ser de derechas o de izquierdas, porque vienen a ser lo mismo (la derecha e izquierda clásicas, lo de PI, lo de SA, lo de MS, son partidos distintos, ligas distintas, deportes distintos). Y no todos los Benitos en Italia tienen nombre por el Fascio ( en este caso por Benito Juárez el que mandó asesinar a Maximiliano). Menuda pasión. Estoy imaginando en España casos similares... aparte del José Antonio que tenían todas las familias españolas del Franquismo. Tiene narices, pijo. Y Napoleones, y Letizias con la última letra del alfabeto. Y sí, todos, antes o después, somos un poco fascistas. O mucho. O muchísimo. Ponga usted su cuota de fascismo en el fascismo. O de comunismo. ¿Es Pablo Iglesias fascista o comunista? Gabriel Albiac diría que lo primero, pero eso sería un debate muy largo de desarrollar... e imposible de acabar. Y más joyas, por si en noviembre tenemos que volver a ir a votar o no votar, o ese 10N nos inventamos algo mejor para no ir al colegio electoral: "Hay quienes son partidarios de un político por una subvención, un plato de espaguetis, una licencia de armas o un pasaporte, y otros, como yo, por estima, respeto, amistad… y piense el sacrificio que es para mí salir de casa para votarlo". Y como de fútbol, política y medicina (todo el mundo opina), ya nos advierte LS que es mejor encerrar(se), es mejor llegar a la caverna platónica por iniciativa personal (¿nos llaman locos a los no cuerdos?) y alejar(se) de cualquier tipo o individua que te cuente su puta vida: "En cierto momento de mi vida hice cálculos: si salgo de casa con idea de conocer a una persona inteligente, a una persona honrada, corro el riesgo de encontrarme con, de media, doce ladrones y siete imbéciles que están deseando comunicarle a alguien lo que opinan de la humanidad, del gobierno, de la administración municipal, de Moravia… ¿Cree que merece la pena?". Y si tenemos cerca libros, o libros cerca, no es que estemos salvados, porque también se bombardea en las guerras a la población civil, pero es distinto. Antes o después, pese al escarnio y al robo de Montoro y Marisu, llega la cacería, pero después de leer sabes (casi siempre) si serás tú la próxima presa. Y después de muchas pajas mentales, siempre encontramos al malo, al asesino, al criminal. Pero muchas veces ese malo, ese asesino, ese criminal, es de guante blanco. Delega el mal en manos ajenas. O no. Y como en España, LS hace el análisis preciso, independientemente de las fechas: "Italia es un país tan curioso que cuando se empieza a luchar contra las mafias regionales, es porque se ha instalado una nacional… Pasó algo parecido hace cuarenta años, y si bien es verdad que un hecho trágico toma visos de farsa cuando se repite, así en la gran historia como en la pequeña". Y casi siempre LS, entre cementerio y caminos de pinos y abetos, acierta en la familiaridad de la mafia: "cuanto más primo, más me arrimo. Los peligros son tres: primos, cuñados y padrinos. Los enredos más graves se dan casi siempre entre parientes y padrinos". Casi siempre. Y es verdad que los políticos son unos jodidos perros (casi todos) que no han leído en su puta vida. En su asquerosa vida. Apostilla LS: "Hay marxistas que no han leído una sola línea de Marx". Con razón. Siempre hubo (con otros nombres) postureo. Siempre. Y sigue el autor: "Y populares —como acostumbraba el barón llamar a los democristianos— queno han leído una página de don Sturzo". Pero es que hay muchos profesores que no saben quien es don Sturzo, quizás ese sea el problema. Y las apariencias engañan, siempre: "No sabe usted la de personas serias, dignas, cultas, que buscan la compañía de las prostitutas". Y los Santos y el día de la Victoria y unos noviembres que ya no son lo que eran. Nunca. Y siempre hay un Judas (real, imaginario, subvencionado, mediopensionista, con minusvalías) al que colgar. Siempre sea por el bien común. Y a cada caul, lo suyo. Grande Sciascia.

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