sábado, 13 de julio de 2019

Por trece razones. Primera temporada.

Y sí, ser asocial tiene sus ventajas. Empieza la primera temporada de Por trece razones con un himno de Joy Division (uno de ellos, el mismo con el que acaba el capítulo). No se puede frivolizar, pero la hipótesis de la que se parte, es buena. Da mucho juego. No es fácil por momentos asimilar imágenes de Por trece razones. No es fácil. Y llevar al siglo XXI, al siglo de los selfies, de los tatuajes desde 3º de Primaria ese mismo espíritu, menos todavía. Empiezo a escribir esto un 5 de abril, todavía nos queda un mes y trece días para recordar a Ian, pero hoy se cumplen años del suicidio de Kurt Cobain. Historia de una vida que se fue al carajo entre partidos de baloncesto, fotos en un tobogán y miles de mierdas subvencionadas por la estética yanki de los cojones. Titularon varios periódicos ideas sobre las razones de un suicidio. No es solo un suicidio el tema central de Por trece razones. Recordar tragedias, deprime. Mucho. Todo se va a la mierda demasiado a menudo. Mentiras sobre mentiras, mantequilla sobre charlas imposibles. Llevar(se) bien es difícil. Dice la prota suicida que solo los valientes son frikis. Y una caja en la puerta de casa, y cintas que sacan la batidora de mierda (otra vez, esta vez sin fin). Coda: Y el problema es que desde el principio del libro, de la serie, de la vida, sabes que es imposible Resucitar, "y volver a empezar". Coda 2: Imposible vivir con ese dolor existencial, con ese querer y no poder, con esos "de martes a domingos" que parecen lunes. Y las complicaciones de la amistad. Y el dolor, paso a paso, cinta a cinta, alargando el chicle más de la cuenta. Más de lo debido. Por 13 razones deberían ser menos capítulos, menos pausas, menos hilo en la cometa. Examigos de instituto, examigas de instituto, ese gran momento que pasa como 500 veces al año entre adolescentes que adolecen de casi todo. Notas de tutoría. Cierto que la amistad es complicada. Cierto. Aunque no existe la amistad verdadera, existen personas con las que pasamos ratos. Demasiados ratos a veces. Niñas a las que hace falta orientación. Y es cierto que los adultos no saben nada de la amistad de los adolescentes que adolecen. Confusión entre nombres, tomadura de pelo. No sé yo si el chocolate caliente siempre entra bien. ¿Amistades de tazas de chocolate? Ser raros, mudanzas, miradas masculinas. ¿Educación en la altivez del suicidio? Pues eso. ¿De verdad que necesitamos amigos? ¿Amigos de chocolate? ¿No es solo una mudanza existencial y no solo física? ¿Tres bebidas contra el mundo? 1+1+1. Listones distintos. Disminución de "amigos". Y preguntas en plan llorón. Socializar con los "hombres" adolescentes que adolecen es difícil. Muy difícil. Palabras de chicos, palabras que escuchan las chicas, listas en las que te incluyen y todo lo demás también. Los rumores no se conocen, simplemente se escuchan y se oyen y todo lo demás. La traición de los adolescentes que adolecen. Las relaciones se rompen, antes o después. El instituto son solo 4 añitos...si sobreviven, si sobrevivimos. Y el efecto mariposa y sus consecuencias. Y personas que deberían ser patentadas. ¿Cretinos todos los chicos? ¿Únicamente a ratos? ¿Qué nos hace sentir idiotas? ¿Lo bueno? ¿Lo mal? ¿Nada?

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