sábado, 21 de diciembre de 2019

Pure. Primera temporada.

He visto la primera temporada de Pure entre viajes autobuseros, evaluaciones y pérdidas de tiempo en general. En distintos generales. O pérdidas de orina a la altura de Concha Velasco. Cada uno que busque citas bíblicas para el diablo que se merece. Y Pure, en mitad de caballos y cadenas, de arrastres y pasado, nos pone en la tesitura de tener que elegir. Bandos. Siempre entre el bien (¿qué pijo es eso?) y el mal (¿qué pijo no es eso?). ¿No tenemos término medio? ¿No hay posibilidad de equidistancia? ¿No hay algún bando sin bandera? Parece ser que no. Que al final todo el mundo te tiene pillado, te tiene controlado, te tiene manipulado. Muy manipulado. Y si no puedes elegir, solo queda dar(le) hilo a la cometa, estirar el puto chicle y que no te atropellen en un jodido paso de peatones. Triste todo, incluso siendo menonita. Y todo es mentira y nada es lo que parece (como siempre, y en plan Desorden, "la vida pendiente de un hilo"). ¿Y qué hacer? ¿Seguir?

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