sábado, 6 de mayo de 2023

Las buenas madres. Primera temporada.

Las buenas madres no deja lugar para la duda, no deja lugar para dulcificar a la mafia (cosa que, últimamente, se repite con demasiada frecuencia). Las buenas madres muestra esa persecución, en muchas ocasiones, hasta la muerte, de una organización que desde sus entrañas busca cualquier resquicio para aniquilar, para destrozarte en vida, para acabar contigo y con los tuyos. Hemos visto y leído mucho sobre las distintas variantes italianas del asunto, mas o menos viejas, pero con la misma mala sangre. La justicia, la policía, la familia, el destierro, los encierros, la capacidad de enajenación mental que lleva al peor de los infiernos en una vida que se alarga con los venenos a mano. Las buenas madres es, por momentos, desagradable en su realidad: hijos contra padres, padres deseando la muerte de los hijos, hijos abandonados, padres que desean lo peor de lo peor. No hay brillo, ni atisbo de esperanza, ni solución que se encuentre ante un mal tan enraizado en esa sociedad en la que brillan parabólicas en casas a medio hacer, en la que los callejones estrechos buscan la escapada ante la llegada de los carabinieri, en la que la única forma de escapar es no vivir. Un dramón de los buenos, aunque lo amargo desborde hasta el último segundo de los capítulos.

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