martes, 30 de septiembre de 2008

Fiebre en las gradas.

El fútbol como metáfora y como motor vital. Todo eso y mucho más es Fiebre en las gradas, de Nick Hornby. El fútbol va inevitablemente unido a nuestros acontecimientos vitales. En todos y cada uno de ellos. Sólo había leído de Hornby una de las más grandes de todos los tiempos, Alta Fidelidad, mezcla de música y existencia. Aquí es existencia y fútbol, 105 por 68 y pulsaciones, y aurículas deseosas de Apocalipsis. Y una canción de los Stax, y otra de los Stones, y de Van Morrison, y de los 4 de Liverpool, ese equipo que todavía teatralizaba la dictadura futbolística en unos campos llenos de barro y mierda, de sangre y pelotazos (ah, no, que no se dice pelotazo, se dice “cambio de orientación”).  Y yo mientras escuchando Merche*. Que tampoco está mal. No me decidí a comprarme el libro hasta que lo recomendó encarecidamente David Gistau, el gran David Gistau, (tengo pendiente pillarme la idolatrada Ruido de fondo; dicen que es espectacular). Hornby ya es una leyenda. Y el problema de las leyendas, como de las estrellas, es que son idolatradas. Y Hornby idolatra al Arsenal, a su equipo. No es fácil explicar, definir, lo que es exactamente Fiebre en las grandes. Es un compendio de muchas cosas, es un resumen existencial, es un recuerdo de más y más goles, es un cojín en el que apoyarse después de que tu equipo pierda una y otra vez. En España tenemos grandes periodistas que saben un montón de fútbol, vida y música (el gran Segurola, el maestro Julián Ruiz, el increíble Abellán, Andrés Montes, el genio Trecet, y muchos más). El problema del fútbol es que es algo más. Es incomprensible pero es algo más. Y ahora hablo en primera persona masculino singular. Hornby asocia multitud de partidos con hechos trascendentales de su vida personal (la separación y divorcio de sus padres, sus cambios profesionales y estudiantiles, sus relaciones de pareja, y todo lo demás). Pero no es teatro, es real. Y se acuerda de todos los partidos. Y eso nos pasa a todos. Con el creador de disgustos de este año, el Real Murcia, a mí me pasa algo parecido. Recuerdo los partidos que he visto en directo en las Condominas, y los que no he visto, y los que he visto parcialmente por televisión. Me acuerdo del ascenso de 2ª B a 2ªA, aquel 25 de junio, aquella tarde cordobesa,  día en que se murió mi tía Carmen y día en el que Raúl falló incomprensiblemente un penalty contra Francia en la Eurocopa del 2000 y nos venimos para Spain con un palmo de narices (vuelve Aguilar, vuelve);  me acuerdo del ascenso a 1ª con el gol de Acciari que no pude ver [sólo pasé por retina la primera media hora y por la tele] porque estaba en la comunión de Nuria.; me acuerdo de que el último sábado de agosto del 2007 no pude ir a NC porque me tocó quedarme con un primo de 9 años que había perdido a su padre unas horas antes (se le ganó al Real Zaragoza por 2 a 1, el mismo resultado por el que nos ganaron este sábado, justamente un año y un mes después); el fútbol tiene estas cosas. Más aún, recuerdo la mayoría de partidos del año que nos jugamos la promoción de ascenso, precisamente contra el Real Zaragoza (que también entrenaba Victor Fernández, el mismo al que le ganamos en 2007); aquella temporada fue mítica en la Condomina; Alfonso conseguía entradas y nos ibamos al fondo sur y, debajo del marcador, con los abuelos cebolletas y los ultras más abajo, nos tragamos aquella temporada (me acuerdo que el penúltimo partido, jugado en casa, se le ganó al Bilbao Athletic[llegamos peladísimos a ver el partido porque estábamos en la comunión de Gonzalo], y después fuimos a Coruña  y perdimos, y luego jugamos la promoción contra los maños y empatamos a cero en casa [que oportunidades tuvo el Real Murcia aquella noche, y no vi ese partido], y por último nos dieron las del pulpo a la orilla del Ebro. Pues yo que me disperso tanto me acuerdo de esto de un equipo que ha llegado a estar en tercera, imaginaos lo que hace Hornby con el Arsenal. Siempre he pensado que no se puede ser un fanático del deporte y una persona madura a la vez. El inglés es de esta opinión. Sigo haciendo cosas que hacía en 1992. Fiebre en las gradas, es un recuerdo continuo, a veces increíble, a veces desagradable. Porque no todo en la vida es azúcar. Hornby recuerda las temporadas post Heysel, recuerda cómo se portaban algunos hinchas del Totenham, recuerda muchas cosas más. Incide en que la enseñanza es una cosa para adultos (¿seguro?). Pues yo no sé si quiero seguir en la enseñanza, cada día me aburre más, y la cosa está cada vez más jodida, más negra que el sobaco de un grillo. Recuerdo que mi primer día de trabajo, el 4 de octubre de 2005, en mi segunda hora de curro, mi añorado 3ºB (menudo curso, te acuerdas Marchal?) me preguntó de que equipo era. Del Villareal, contesté yo. El personal se quedó a rayas. Meses después, aquel Villareal, liderado por Riquelme y Forlán, encandiló a Europa con su juego, llegó a semis de Champions contra…el Arsenal (perdió 1 a 0 en Highbury y en el Madrigal empató a cero, porque, después de que el Guille Franco fallara varias, fue Riquelme el que falló un penalty en minuto 89; lo estaba viendo en casa de Alfonso y se lo dije, lo va a fallar, se le veía en la cara, un tipo con esa cara de pavor no puede meter un gol en la vida y le recordé otro que había fallado ese mismo año). Así es la vida, joder, así es. Y en aquel 3ºB estaba un alumno que hoy es una de las promesas del Real Murcia, Mario, hoy alumno de Bachillerato y que solía ir con camisetas del Barcelona al instituto. Y aquel año, la Champions la ganó el Barcelona, después de remontar un gol del Arsenal, y con Almunia en la portería de los Gunners). Cómo pasa el tiempo. También dice Hornby, y con razón, que hoy el fútbol es, primero, consumo, y, después, consumo. Todo se vende: las tres camisetas que cambian cada año, los asientos, la hora del partido, el día del partido. Todo absolutamente, y, los hinchas, somos los últimos monos del zoo. Lástima. Pero pasa que el fútbol es maravilloso, y haces kilómetros para ver a tu equipo, y sentir, y soñar en que, otro año más, no hagan el ridículo. Pues eso, que el fútbol vuelve a casa. Novelón. Y punto.

9 comentarios:

Dánae Rain dijo...

Un buen periodista que sabe de fútbol, y demás cosas es F.Miras. Un gran profesional y punto.

supersalvajuan dijo...

El sr. Miras, ese gran narrador de partidos del Olímpico.

miquelet dijo...

No sabía que Acciari os metió en 1ª. Ahora, en el Elche, está chupando banquillo porque cuando sale no da una a derechas.
Yo también tengo recuerdos de la antigua Condomina. Cada vez que nos clausuraban el campo, hasta allí nos íbamos en masa. El primer partido al que fui fue un Elche-Orihuela, creo que en 2ªB (ganamos 4-0) y más tarde un Elche-Alavés (perdimos 0-1). La verdad es que habéis ganado en comodidad con el nuevo estadio.

Salud.

Anónimo dijo...

El fútbol no es mi fuerte, sorry.
Igualmente te dejo saludos y siempre es una alegría visitarte.
¡Ahí lo veo a MIQUELET!, él sí sabe de fútbol.

alfonso dijo...

jo tio que memoria
y cierto justo debajo del marcador,eh¡¡¡

JoPo dijo...

CREO KE Puedo decir ke tengo la suerte de ke no me gusta el futbol

asi me ahorro un paston en eso delas camisetas, las cuales renuevan todos loa años para sacar los cuartos a los forofos

Mal bicho dijo...

El futbol es el opio del pueblo.
Recuerdo que en los 90 se le perdonaron las deudas a los clubes de futbol y si llega el momento se volverá a hacer.
El futbol distrae muchísimo a la gente, y con eso se evitan, o se enmascaran, muchos problemas sociales.

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Esperaba a los Stone Roses pero son los Rolling.

Por cierto,tienes razón, la enseñanza cada vez está peor, pero de vez en cuando, algún pequeño detalle me anima a continuar.

anselmo dijo...

yo de futbol, ni papas, oyes