Otra derrota.

Amenazaba lluvia. Y cayeron goles. Ya no vale mirar atrás, no vale acordarse de las ocasiones perdidas por Sikora, ni por el desastre de Aquino (pitada en su retirada), ni lo de la defensa. Es lo que hay. Es hablar a una pared muy alta. La mitad del milagro está hecha: el equipo se salvará, si no pasa nada raro. Movilla y 10 más. Lástima que el gol de Ayala viniera de un saque de esquina, y de que Elía siga a lo suyo (y no sepa sacar en largo). Derrota y atasco. Nunca sé que me molesta más de los dos. Creo que el atasco. Pero es que no se le pueden pedir peras al olmo. Otra cosa es lo institucional. Yo ya no me creo nada. Absolutamente nada. Pero que no malgasten el dinero público los políticos. Si hay que cerrar el chiringuito, pues se cierra, y punto. Pero no puede ser que los equipos se mantengan con el dinero público, porque, al final, cada uno podría pedir el suyo propio. Y más de uno perdería su culo jugando al caliche. Al maldito caliche.