Hace 32 minutos
domingo, 28 de febrero de 2010
Insomnios.
Dice el diccionario de la Rae, y si lo dice será verdad, que insomnio es vigilia, falta de sueño a la hora de dormir. Y una vez que estás metido en el ajo del insomnio, sólo queda darle un poco a la imaginación. Y quizás por eso, otro de esos soles alrededor del cual giramos en el trabajo, en este caso la profe de plástica, en este caso Camino, me regaló el libro de otro profe de Historia, Guillermo Ortiz, titulado Insomnios. Dice Ortiz en el prólogo que todo nos lleva “hacia reinos de delirio”. Y puestos a delirar, se le da hilo a la cometa y se estira el chicle de la imaginación. Y también dice Ortiz que “el que sueña se ha dormido. Nada menos oportuno que el insomnio”. Y lo hace a través de ilustraciones con ovejas borregueras, sueños de un dios excesivamente ebrio de bombays en blanco y negro que delira sobre el castigo del trabajo del día siguiente. Llámese bromista, llámese convicto, llámese histérico o llámese acomplejado, o llámese como se quiera, siempre hay una oveja consejera que muestra el camino del deseado infierno. ¿Contradicción, neurosis, arte, trabajo, ingeniería? Yo, como en la página 31, prefiero el baloncestista, es verdad. Dormir es cuestión de magia, es creerse un Mcnulty en el Baltimore más asqueroso, es convalecer hasta desesperar, es comer carne de tu carne. Y en ese insomnio todos los sellos de correos tienen la misma dirección, todos son una navidad interminable, todos un chiste de Groucho en el vómito del camarote. Y en mitad de ese camino, como un bluesman entre Memphis, San Luis y Nueva Orleans, siempre hay una canción que nos puede unir en mitad de la noche, para, como dice CMS, “regalar una palabra”. Porque una palabra nunca sobra, por más ocioso que seas, da lo mismo la edad. Nuestros sueños son arqueología, vestigios de un día en el que has hecho muchos kilómetros emocionales. Y, además, en nuestro narcisismo, nos creemos el centro de todo cuando no somos nada, y siempre hay una guillotina jacobina esperando hacer sangre de nosotros. Y todo lo demás.
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9 comentarios:
Pues, puede que haya una guillotina jacobina... o gerundina, no?
Que los malos no van a ser siempre los mismos! :D
Besito
Mariola, las revoluciones siempre acaban mal.
Y para matar el insomnio lo mejor es soñar despierto, imaginarse cosas, situaciones, siempre la misma hasta caer en la ensoñación y acabar dormido.
O no, claro...
Hoy me toca insomnio forzado.
¿De verdad que es forzado? Apiretal para todos.
Si, forzado,que hoy no tengo yo la magdalena pa`pespuntes...que estoy cansá.
Aunque ya sabes que para mí el insomnio tampoco es un gran castigo, vamos que lo llevo bien.
Pastillas?? No, de eso nada!! azules para todos!! eso sí!!
Yo el insomnio sé lo que es a ratos, y ahora no es el caso. Me voy a dormir. Buenas noches.
Musica.... para un día que tengo libre... jajaj
La música suena diferente en la soledad de la noche. Y para el insomnio, no intentar dormir, por el contrario leero, escribir, hacer lo que sea.
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