martes, 16 de marzo de 2010

En tierra hostil.

Recordando la frase de AP-R cuando visionó por primera vez el Capitán Alatriste versioneado por Díaz-Yanes, me removí viendo En tierra hostil más de una vez. Esto no me gusta. Es más. Llegué a dejarlo. Esos primeros veinte minutos son engañosos. ¿Pero cómo hacer esa introducción? ¿Cómo meterse en la cebolla de un equipo de soldados del ejército estadounidense que se dedican a desactivar bombas en el Irak de hoy? Es muy jodido. Yo no lo hubiera titulado “En tierra hostil” sino “Estamos rodeados de cabrones”. O, en un momento de lucidez ginebrina, “A estos hijoputas no los endereza ni Dios”. O, simplificando, “En el Infierno”. “En el más hijoputa de los infiernos”. “En las entrañas del más hijoputa de los infiernos”. O, definitely maybe, “En el vómito de las entrañas del más hijoputa de los infiernos”. ¿Ha quedado clara mi opinión? ¿La habéis entendido? ¿Hay alguna duda? ¿Alguna pregunta? ¿Alguna observación? ¿Alguna cuestión?

Si algo hay que agradecerle a Kathryn Bigelow por esta peli es la crudeza. La crudeza de arrancar una bomba del corazón de un niño bomba. A mi se me revuelven los higadillos cada vez que los julays que sólo ven la guerra por la tele salen con la bandera de la paz. Las banderitas blancas son una jodida ilusión óptica. Un pacifista…¿y tú coche qué gasolina gasta, señor pacifista? Esto es como lo de la nieve de estos días en Cataluña. Sí, un disparate de comparación, pero cuando uno vota a ciertos partidos políticos sabe a lo que se arriesga: a que, cada cierto tiempo, pese a estar abonado, pueda quedarse sin luz durante una semana. En la vida hay dos caminos: el de la realidad y el de la lírica. Yo reconozco que tengo alguna estantería de poesía en mi habitación, lo reconozco; pero no está visible, está detrás de los libros importantes, detrás de aquellos libros que, como todos las noches, en mitad de la desesperación, releo durante algún minuto. Y no hay que engañarse, joder: esos libros son a los que volvemos, como el tipo que desactiva bombas sólo puede dedicarse a desactivar bombas. ¿Qué hace un cazador? Pues cazar, simplemente. Cazar. Todos llevamos un asesino en nuestro interior y, en ocasiones, también, un alma caritativa que quiere desactivar una bomba en un mercado céntrico de Bagdag en pleno bullicio con el objetivo de destrozar a 59 buenos iraquíes que leen el Corán todo el día (y de paso, si pillan algún yanki, pues eso que se llevan). Y es la verdad. La escena más llamativa de la peli, para esta primera persona masculino singular, es la del baño de sangre. Entrar en la ducha y abrir el grifo y que chorree la sangre hasta conseguir un suelo rojo de verdad. Eso sí es la vida, eso sí que es la guerra, porque, como dice el prota, “si voy a morir, necesito estar cómodo”. Pues eso, siéntese y disfruten de la vida, porque no sabe cuando todo se irá a la mierda. Y punto.

14 comentarios:

Sensei Katorga dijo...

Como ya dije por ahí, esta película viene con muchos epítetos antihoméricos, el que más me gusta es el de "la ex de Cameron se ha comido con patatas el presupuesto de Avatar". Después de esta tontería se agradece que un film demuestre y no enmascare la crudeza de una guerra bajo los velos de una u otra ideología. Por lo leído, y por lo que dices, parece que la fría imparcialidad marca esta cinta. He de verla. Un saludo.

Chicho dijo...

Feliciades Gin....estoy totalmente con tu post....
A mi le pel�cula me impacto por la escena de los cereales la cual no desvelar� ya que Sensei no la vio...pero algo tan simple convertirse en algo tan complicado es jodido....

supersalvajuan dijo...

Sensei, viva la crudeza!!!
Chicho, la capacidad de elegir es aún más difícil!!!

jm dijo...

Hemos coincidido en el post sobre la peli. La verdad es que merece la pena verla. Salu2

supersalvajuan dijo...

Don Jesús, coincidimos curiosamente, que no casualmente, que las casualidades no existen.

hm dijo...

No la he visto aún, pero viendo tu crítica, me da que me va a gustar.

Anele dijo...

Yo tampoco la he visto. Habrá que hacerlo.
;)


¡Hola, Chicho!

Anónimo dijo...

Seguro que la critica me gusta ma´s que la pelicula.

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Los idealismos no sirven para nada aunque a veces son inevitables, pero puestos a morir yo prefiero morir por otras cosas...

La poesía es una forma de vida, una forma de ser y no tiene porque ser bonita. yo me escondo en las palabras,en las canciones, en las metafóras, en los versos a medio hacer. Y soy cobarde y lo sé y no me arrepiento, el recuerdo forma parte de mí, se adhiere como una segunda piel.
Y adios nooooo hola!!
Cuídate!!!

Leandro dijo...

A tareas pendientes. Y van...

rubencastillogallego dijo...

Sólo hay dos clases de idealistas: los auténticos (que, curiosamente, suelen ser personas vinculadas al mundo de la religión: Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer...) y los soplapollas. A mí los soplapollas me revientan los huevos; y los religiosos no suelen caerme bien, así que ando en territorio comanche, por seguir con AP-R. Me encanta la crudeza con la que eres tú mismo.

José Segura Sola dijo...

No he visto la peli, pero creo que me llevaré el chubasquero para no mancharme. Abrazos.

Anónimo dijo...

No hay duda de que la película te impactó. Yo aún ando dándole vueltas sobre si verla o no, y tu crítica me ratifica en la dudad. Ya veré que hago finalmente (supongo que acabaré yendo a verla).

supersalvajuan dijo...

Hay que verla, de verdad.