Los que me conocen, o los que de noche en noche, insomnio presente, siempre presente, pasan por aquí, saben que no soy de poesía, que mi patata cojea novela negra, que llevo un Adrián Blanquet en mi interior, que ese aliento a muerte no convive con la lírica. Pero hoy recomiendo Fe de erratas, de Virginia Cantó Ramírez, que hoy ha sido presentado en la Fnac, donde se puede adquirir. De sus poemas anteriores, Don Importante me acaba de recomendar Solos. Por cierto, cuando vea a Virginia le preguntaré si es posible estar en esa situación “sin música”.
Se querían.
Por dios que me lo dijo el verbo
que masticaron entre besos y saliva,
y se les escapaba por las comisuras de los labios.
Y no querían. Se negaban.
Cerraban los labios para que el amor
no se les escapara de la boca.
Y no suspiraban. Y eran todo silencio.
Porque el eco de un beso trae la quimera de su olvido.
Se tocaban.
Se tocaban porque no creían estar ahí.
Necesitaban sentir la realidad de sus cuerpos
bajo las ropas.
Estaban solos, solos, solos…
Porque amar es estar solo, entre unos sueños,
embebido en un gesto que no llega.
Y cómo se miraban.
Tentando al brillo de la noche
que suavísimo se hacía en sus pupilas
de amor.
Ay los besos,
cómo sonaba la savia de los besos…
Como poderosos aullidos que delatan
el amor en el silencio.
Y se absorbían.
Se quedaban sin aliento
y se enredaban,
como si el espesor de los siglos
se hubiera posado por siempre entre sus labios.
Me desgarraban los tímpanos las palabras
que no se decían,
pero que brotaban del aire y de los ojos.
Y se escuchaban.
Se escuchaban en los suspiros
y en el rumor de las ropas bajo sus manos. . .
Y estaban solos, solos, solos…
Sin música. Sin apenas motivos.
Solos con el tiempo de sus besos…
Imaginad.
Imaginad el tacto vivísimo de sus dedos
rozando cada sima de sus cuerpos desnudos
escupiendo amor entre los poros.
Imaginad.
Imaginad también el abismático enigma de sus bocas
y el contacto de sus blancos dientes en los besos
que sonaban cuan marfil enamorado y torpe.
Imaginad, imaginad, imaginad…
Imaginad como ardían sus cuerpos de amor
y como se enredaban en una masa de polvo ciego
y sucio y humeante
mientras celebraban el maravilloso trofeo de estar vivos…
Llegaban voces remotas.
Y tras el rumor inquietante de los besos
llegó el silencio,
perfectísimo silencio,
que reposa ya en la lengua silenciosa
del beso que tragaron los amantes
para que el amor no se les escapara de la boca…
Han cesado los besos. Los suspiros.
Y los labios rojos que el amor no destruye
están mojados de versos y saliva enamorada.
Y se observan. Se miran las manos que dulcemente entregaron
mientras la mañana crece sobre sus cuerpos…
Se querían.
Por dios que se querían.
Y estaban solos, solos, solos…
Hace 13 minutos
13 comentarios:
Muchaaaaaaaaaaacho!
Entonces si estaban solos no se querían. ¿Qué es el amor? yo no te podría dar una definición exacta y probablemente ni aproximada porque no sé definirlo. En cuestión de sentimientos las palabras barreras imposibles de traspasar.
Me he comido una palabra, un verbo "son"
Amor, Muchaaaaaacha!!!
Lali, pues no lo sé.
Mi patataaaaaa. Ay y a estas horas y yo tan solica!!
Snif,snif...
Rakel, el trabajo te hará libre!!!
De lo mejorcico, aunque supongo que las "erratas" lo superarán. Esperamos pronto la presentación en Murcia.
Uffff!!!qué bonito, me ha encantado...leyéndolo aquí, en la sala de profesores, todo el mundo hablando y para mí sólo ha existido el silencio de este poema.
Preciosa descripción, agradable la sorpresa de encontrar versos en tu blog.
Sorprendente tú, siempre.
Besos
Pedrulo, ¿"erratas o errores"?
Camino, siempre hay una chispa de todo en las personas, desde poesía a música ñona, ¿no? ¿Qué diadema toca mañana? Un abrazo!!!
Por las casualidades de la vida y estas extrañas coincidencias, estaba yo hoy leyendo un poema de Aleixandre que hacía largo tiempo que no leía:
SE QUERÍAN
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
Amor es deseo. También es sufrimiento. Y destrucción.
Mil besos.
Y el aliento a muerte convive muchas veces con la lírica... cógete a Pavese...
Jo, qué bonito ...
Aissss.
Silabaria, vaya nivel de poema, y ese final, encadenándolo todo:
"Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo".
De Aleixandre sólo recuerdo una de las citas del principio de "Helena o el mar del verano" de Julián Ayesta:
"Pero lejos están los remotos días
en que el amor se confundía con la pujanza
de la naturaleza radiante
y en que un mediodía feliz y poderoso
henchí un pecho, con un mundo a sus plantas"
Sufrimiento y destrucción, pues vaya un negocio. Me apunto lo de Pavese. Un beso azul!!!
Laura, tb a tí, que viva el azul!
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