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lunes, 27 de agosto de 2012
Diario de un interino en paro (XLVI)
Hay lunes veraniegos con bulos de ambrosía. Atajos para (des)informados. Mierdas de fin de semana el primer día de la semana. Esto es un cementerio. ¿Dónde el título de licenciado en Ciencias de La Información? Y, los mocosos que dan las noticias, secuaces de ineptos titulados y chupapollas, a lo suyo. Principio peteriano a la enésima potencia. Árboles caídos que siguen intentando fallecer regados. Ondas. Acción. Y todo lo demás. Y hambre. Y punto.
Has cerrado la tienda de ultramarinos
y te enfadas porque se distrae tu novio
y te escribe, junto al estanque del parque,
sobre tipos de gaseosa en un rollo
del papel rosa que dan como adorno
en surtidos de galletas,
del papel rosa que dan como adorno
en surtidos de galletas.
Has cerrado la tienda de ultramarinos
y te enfadas, está la plaza inundada.
Va y te toma por el pito del sereno,
jaleando a los suyos con la trompa.
Tiene hoy encendido el transistor
y da la lata la antena,
juega en el norte, qué pena.
Está casi en las raspas, qué bonito.
Te regala un trozo de sedal
hecho un nudo con los restos,
te pueden venir de perlas
y son para la siesta cultivados,
siempre a tu lado.
Has cerrado la tienda de ultramarinos
y te despistas porque te distrae tu novio
y te charla, con la vista en los estantes,
sobre un polvo etiquetado que interesa lo bastante.
Quieres que baje la voz,
hay un ejército de bebés durmiendo.
En el panteón romano vaticano.
¿Es el waterpolo un deporte de invierno?
Ni jarto de opio.
Y pasan los bartolos a bailar
en secuencias variables, la diferencial x.
Y tú haces balance, vaya trance.
Quieren despachar de uno en uno
pero has cerrado la tienda,
date cuenta, sinvergüenza,
que son para la siesta cultivados, a tu lado
que son para la siesta cultivados, a tu lado.
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