domingo, 12 de agosto de 2012

Diario de un interino en paro (XXXIV)

Hoy toca, en mitad del desempleo, en ese deseo de muerte lenta y dolorosa de nuestro querido presidente y de sus señores consejeros, refugiarse en un himno atemporal, Para que luego digas. Y todo lo demás, para, para, para... Para que digas que nunca me acuerdo, para que luego digas que no te echo de menos, para que pienses que nada te quiero, para que luego pienses que hubiera sido perfecto. Para que pienses que estás en lo cierto, para que sepas en qué estoy pensando, para que estés pensando cuando era mi cumpleaños, que sientas lo mismo que yo siento aquí. Para poder ordenar lo que pienso, para poder explicar lo que quiero, para contarte lo que me ha pasado durante el invierno, para que alguien más pueda saberlo. Para tener algo en qué entretenerte, para reconocerte que no es tan fácil a veces, para que escuches lo que me ha pasado durante el tiempo que estuve encerrado. Para medir las palabras que siempre has malinterpretando, para decirte que estoy de tu lado, para que entiendas que siempre lo he estado, para que notes que alguien se acuerda de ti a cada paso, para que sepas que no ha sido en vano.

2 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Músicaaaaaaaaa

Saludos y un abrazo.

salvajuan dijo...

Que no falte