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jueves, 9 de mayo de 2019
Line of Duty. Quinta temporada.
Ha vuelto Line of Duty con su quinta temporada. Esos doce o trece minutos de cada primer capítulo de temporada ya te meten en el ajo. Y el ajo, muy picante otra vez, bien machacadito, con la velocidad adecuada, nos lleva a soplones, a primos soplones, a topos, a agentes dobles. O triples como los de Curry, y antes los de su padre y su muñequita linda. Todo queda en casa de Jed Mercurio. En su terreno. Siempre juega en casa. Siempre. Me parece que el otro día comentaba Mejino (o algún otro crítico, me falla la memoria), que JM sabe de antemano si habrá otra temporada más de cada una de las series que hace. Ahora es un tema de drogas. Pero ese "tema" es solo un motivo para explicar lo que hacemos por dinero: perversión. En todas las escalas. Y, además, pone en conflicto "cercanía personal", visitar infiernos personales anteriores, pensar en un divorcio mientras el inodoro de tu nueva vivienda no funciona y todo lo demás. Gran jodienda Line of Duty. No es de extrañar sus espectaculares datos de audiencia. "Dinero, poder, respeto", dice SG. Yo también quiero de todo eso. El orden me da igual, el dinero me vale casi siempre en primer lugar. Y pensar en huérfanos y cosas que pasan. ¿Seríamos capaces de mirar a los ojos a un jefe mientras lo estás investigando? ¿Cómo afecta nuestro trabajo en nuestras relaciones sociales? Somos simples máquinas y hacemos un trabajo aunque tengamos que tragar sapos. No es agradable, pero hay que volver a traer a nuestras retinas Line of Duty. Siempre.
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