lunes, 24 de enero de 2022

Múnich en vísperas de una guerra

“La esperanza es aguardar a que otro dé el paso. Viviríamos muchísimo mejor sin ella”. Puede ser. Aunque los optimistas siempre lo ven de otra manera. O con otra visión. O beben un agua distinta de la que yo bebo. O viven en otro planeta. “No escogemos el tiempo en el que vivimos, lo único que podemos escoger es cómo reaccionamos”. Las palabras de un alemán en Múnich en vísperas de una guerra. Se ha escrito mucho sobre los meses y años anteriores a la II Guerra Mundial, Hay libros para dar varias vueltas a Sangonera, pero quizás no sean suficientes. ¿Cómo se llegó a esa locura? ¿Cómo interpretar ese éxito? ¿Se hizo lo humanamente posible para parar ese manicomio? Muestra MEVDUG a un Chamberlain empeñado en buscar una paz falsa, de billete de Mafalda, cuando estaba claro que las fronteras iban a bailar y el psiquiátrico llevaba mucho tiempo abierto. Retrató bien a Chamberlain en El orden del día el francés Éric Vuillard, aunque la palabra cobardía se queda corta. No fue únicamente falta de valor. ¿Había más? Pues es una buena pregunta. Y la película pone en boca de Hitler las palabras de cobardía pero referidas al miedo de los alemanes a meterse en otra guerra. Todo depende de la perspectiva. Quizás todo sea mentira y aquellos cobardes son los mismos de hoy disfrazados de niñatos y haciéndose selfies continuamente. Esa farsa de Múnich es otra fachada más, un barniz que huele viene pero que enseguida, tras un verano, se corroe con el sol y la lluvia. Y en Europa siempre hace sol y llueve.

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