domingo, 3 de marzo de 2024

For All Mankind. Cuarta temporada.

“La elección de Ícaro no es no vueles muy cerca del sol, es debes tener mejores alas”. Esa frase, del final del tercer capítulo de la cuarta temporada de For All Mankind, resume muy bien el espíritu de una serie que siempre va por delante, que te pasa por derecha e izquierda, que se reactualiza en cada entrega, que hace pensar en esa otra frase de ese mismo capítulo una y otra vez: “Para aprovechar el futuro, hay que inventarlo”. Al final, después de huelgas y sabotajes, después de destierros sin vuelta atrás y empresas de farsa, después de reuniones familiares y recuerdos de bombas y emociones, después de ver una oportunidad única, vemos que la humanidad ha determinado que es mejor no llevarse bien, sino simplemente soportarse. Y cuando todo se acaba, por el décimo episodio, el norcoreano le dice al yanki convertido en oso y en líder sublevado, que “las palabras no tienen alas, pero pueden volar mil millas”. Todo es conspiración, todo progreso tiene un precio, todo tiene consecuencias, todo es mentira. Y como en Rebelión en la granja, al final, siempre hay purgas, aunque el último capítulo se llame Perestroika (o quizás, simplemente, por eso).

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