martes, 6 de mayo de 2025

Black Metal

En la presentación de los personajes de Black Metal, de Magius, hay mucho de pipí en las camas, recuerdos olímpicos de Lillehammer, caretos irreconocibles, historias familiares entre divorcios y fríos y una ausencia de rostros que harían que nos cruzásemos de acera si nos encontrásemos con alguno de estos pájaros viniendo hacia nosotros. Como si fuera un libro de Historia, comienza recordando el pasado y tradiciones (modas envejecidas como diría EMDG), los deportes de invierno y los deportes de la realeza. Pero llegados a otra página sin número (como todas), nos viene a la mente la pregunta del medio millón de coronas: “¿O hay alguna que otra nube en el cielo nórdico?”. Falta algún mapica para situarnos en Bergen (situada en la zona noroccidental de Noruega), aunque los pluviómetros funcionan todos los días. Y cuando los cerebros inquietos se juntaban a principios de los 90’s, cualquier cosa era posible. La adoración al diabólico black metal, a “la maldad en estado puro”, es premisa fundamental en BM. Castillo, gárgolas y demonios, y frases de épocas oscuras pasadas por la nieve nórdica: “En mi feudo medieval todos conocen mi política: la muerte y la tortura… ¡¡¡Soy un tirano!!!”. En la presentación del grupo Mayhem se utilizan los adjetivos siguientes para sus miembros: vagos, maleantes, duros, violentos, agresivos, loco o maniaco (casi como una clase de FPB). Nada como una presentación en condiciones. “Nosotros somos Mayhem… Nos gusta la tortura y la muerte… Por eso seguimos las enseñanzas de Satán y de los camaradas Stalin y Mao”. Aunque la pregunta del otro medio millón, esta vez de euros, es la siguiente: ¿Qué harías si te encontrases un cuervo muerto? Y en ese infierno del Bosco (vaya recreación), leemos: “El infierno nórdico es probablemente el lugar más divertido al que un niño noruego de principios de los 90 pueda viajar”. Pero el infierno es una cosa muy personal, y leemos en BM: “Necrobutcher me dijo que su novia le dijo que yo las debía quemar. Pero hace años que prescindí de sentir amor. No estoy en este negocio por diversión”. Pero puestos a vender, habrá que vender: “No es fácil el capitalismo: hay que vender cantidad de mierda para sobrevivir”. Y apostilla unas páginas más atrás: “Satán y el capitalismo no cuadran”. En su cítrico punto de vista (limón para todos), escribe Magius retratando al personal: “Recuerda lo que aprendiste en el campamento de verano de los alevines comunistas (...) La política del palo y la zanahoria”. Referencias a Fidel Castro, a Albania (“Albania es el futuro”), a las clases de marxismo-satanismo ortodoxo, a la forma en que “los adultos han hecho desgraciados a los niños” y de como “la única manera de matar para siempre a un muerto es destruyendo su tumba, su recuerdo”. Y, dentro o fuera de contexto, leemos en BM: “Hola, tío, no soy tu papi; sólo un toxicómano al que alguien prometió dinero por quedarse quieto”. Música, jóvenes profesionales sin ascenso a la vista y frases sobre las que reflexionar: “Esta parece la clásica historia de preadolescentes que se rebelan contra sus padres y la sociedad bebiendo cerveza, falsificando carnés o destrozando un viejo cementerio”. El fuego, la catarsis, el recuerdo de Ceacescu (para bien y para mal), y como “el alegre comunista es ahora el desagradable patrón de una fábrica”. Ya puestos a reflexionar con BM, hay que pensar lo que los padres piensan de sus hijos cuando no se hacen cargo de ellos. Ese nórdico momento, el de mirar desde más alto que nadie (aprovechando los largos permisos de paternidad) se traducen de muchas maneras (o así lo entendemos desde lejos): “Mi madre dice que soy hiperactivo y que prefiere financiarme todas las grabaciones antes que llevarme a un psicólogo. Dice que son muy caros…”. El problema (en el buen sentido) es que los dibujos de Magius no te hacen ver la peligrosidad de estos zagales, como no piensan en lo salvajes que son cuando están tranquilos en su pupitre (bueno, ahora no hay pupitres, hay mesas y sillas color selva antes de que AS se pinte de betún debajo de los ojos y busque un bicho raro en una película). Y hay poses (cuchillos, Hitler, castillo, SS, teutónico, pretensión artística, kárate, olimpiada matemática, regrabar líneas, gitano/inmigrante/olor, rescisión de contrato, ascensor ,Asperger, hiperactividad, nazi, co-líder, duda, apropiación, escapar[guerra,monstruo, muerte complejidad política, olimpiada matemática [de nuevo], guturales gorgoritos, lerdo, el precio de la fama, reformatorio, fake news antes de las fake news, maldad satánica, incredulidad, crisis emocional) que luego valen para todo. Y esa frase de la página sin número (otra más) que nos manda al carajo: “En realidad, en el Black Metal, nadie es amigo de nadie…”. Bienvenidos todos. O casi todos “(Hungría. Nosotros ser pobres por culpa de comunismo”). Jerga que entendemos hasta que queremos dejar de entender. O lo de siempre: “¿Y tú a qué has venido?”. Un buen libro con el que pensar que, hasta en la primera adolescencia del ruido y la música, todo es mentira. Todo.

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