miércoles, 26 de marzo de 2008

Lost in translation.


Cantan Lori Meyers en “La pequeña muerte” que “el mundo es una mierda pero hay que mirarlo con paciencia”. Esta peli de Sofía Coppola habla de la soledad. Básicamente de gente que trabaja, viaja, se mueve sin rumbo fijo y se encuentra en el Tokio postmodernista de la actualidad. Y en esa ciudad que mezcla tradición y modernidad se encuentran un actor en horas bajas que vive de anunciar whisky y una joven que acompaña a su marido fotógrafo. Y ambos, como casi todos, están perdidos, no sólo en la traducción. La inercia de un cielo que se te cae a los pies. Un presente mortecino. Y alguien en que apoyarse. Cruce de miradas. Sentimientos encontrados. Pero no es suficiente. Y el tiempo pasa, y la vida que no para de darte golpes. La eternidad y la felicidad de las lágrimas. El conocer a alguien hasta odiarlo. La falta de talento. Mentiras que no salen a la luz. Llantos a través del teléfono. El tiempo y los cambios frente a la duración, como decía Braudel. Comportamientos raros, pelucas y karaokes. Sueños perdidos. Caos organizado en la alta tecnología. Habitaciones de hotel, extrañas, paranoicas, opacas pese a la luz. Aire irrespirable, radiactivo. Cansancio y agotamiento existencial. Procesos simultáneos de desesperación.

2 comentarios:

Ludovica dijo...

Es una de mis pelis favoritas, la trama es sencilla pero absorvente,como las buenas películas, y Tokio siempre da a las películas ese aire transgresor que parece llevarte a otro mundo, véase Babel :P

Saludos

Unknown dijo...

de acuerdo con ludovica, imprescincible la historia japonesa de babel