martes, 2 de noviembre de 2010

No crossover. El juicio de Allen Iverson

Hay alguien que no recuerda este crossover de Allen Iverson a Jordan. Seguro. Estoy seguro. No es una pregunta. Pero cada uno tiene el diablo que se merece. Crees estar bien, pero te espera una jodienda con vistas a la bahía. En Virginia o donde sea. El infierno, como siempre, es una cosa muy personal.

Esta tarde, viendo No Crossover: El juicio de Allen Iverson, del infravalorado Steve James, se me ha revuelto el alma un par de veces. La historia cuenta el suceso que le ocurrió a Iverson y cuatro compañeros de su equipo de instituto cuando en una pelea en una bolera, la noche de San Valentín de 1993 (después de un partido en el que anotó 42 puntos) se viera involucrado en una pelea de esas que salen en las peliculas, en las que vuelan sillas y puños y todo lo demás.


La historia viene resumida por la wikipedia, para el que quiera más datos. En el documental dan su opinión numerosas personas. No se sabe muy bien si les llamaron negratas, pero no estamos aquí para juzgar. Eso, juzgar, lo hizo ese mismo año un juez (blanco) de su condado de Hampton. Iverson y tres amigos, todos negros, fueron detenidos y juzgados. La diferencia de Iverson es que fue juzgado como si fuera mayor de edad. Y no lo era. No, no lo era. Y la movilización de los sectores afroamericanos con quien había sido la estrella del equipo de fútbol americano y que entonces lo era del equipo de basket de uno de los institutos de la ciudad (con el que llegó a ser campeón estatal) fue muy grande. Pese a todo, Iverson y compañía fueron juzgados y condenados a 15 años, que podrían quedarse en 5. Otra cosa, todos no eran iguales; Iverson, a una cárcel de mínima seguridad; dos de los enjuiciados, en una prisión en toda regla.

Incluso se le hizo una entrevista en una televisión nacional. Una de sus defensoras, en un mitin, llegó a asegurar: "Las instituciones penitenciarias serán las plantaciones del siglo XXI". ¿Alguien lo pone en duda? Antes hablaba de Virginia. Del estado de Virginia. Y en Virginia sale el nombre de Douglas Wilder, que un 13 de enero de 1990 había sido elegido el primer gobernador negro en un estado. Y de todo esto sale un debate, no sólo racial, sino, sobre todo clasista. La población afroamericana de cierta posición económica y social no veía con buenos ojos la defensa que se estaba haciendo de Iverson y sus secuaces. Y poco tiempo antes de acabar su mandato, Douglas Walter indultaba a Iverson (dos semanas, ante la injusticia con sus secuaces, también los indultó). Walter ganó por medio punto a su contrincante en la carrera a gobernador. El medio punto, el medio tiro libre que dejó fuera de la cárcel a Iverson. ¿Pero cuantos Iverson llenan las plantaciones del siglo XXI? Y lo demás es poesía.

3 comentarios:

Felipe dijo...

Guau...
Qué grande la poesía...

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

El Corán!!
No me va la cabeza para refexiones profundas, esta noche no.

supersalvajuan dijo...

Todo es grande.