viernes, 7 de junio de 2019

Black Mirror. Quinta temporada

A Black Mirror hay que volver sin prejuicios. ¿Comparándola con temporadas anteriores? Siempre vamos a hacerlo, pero esta quinta temorada de Black Mirror exige no mirar atrás. O sí. No nos vamos a poner en plan regalador de consejos. Nada. Tampoco en plan redentor. En la primera de las tres píldoras, titulada Striking Vipers, nos metemos en el videojuego tipo Street Fighter. Pero a los excompañeros de piso se les va la mano con el videojuego y no solamente con la paliza artística. El pasado, el presente, los celos, la incompresión, la pasión, el sexo y las jodidas maquinitas con saltos temporales. Capítulo de los que da que pensar. Y puestos a pensar, siempre te metes en líos. La segunda de las tres píldoras se llama Smithereens. Y si es píldora, empieza con terapia. Muertos. Madre de muerta intentando entrar en su cuenta de red social... y de ahí en adelante, batidora de mierda. Pero mierda bien hecha. La tercera píldora final se titula Rachel, Jack y Ashley Too. Muñequitas que absorven y que te comen el coco. Muñequitos para quitar y salvar vidas. Y todo lo demás, también.

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