lunes, 17 de junio de 2019

Hierro. Primera temporada.

Hierro deja imágenes para el recuerdo. Desde el principio, batidora de mierda. Pueblo sobre pueblo, que diría EHDLCV. 10000 personas: todos parientes, todos amigos, todos vecinos, todos conocidos. Todos. Todos en la misma platanera. Guardias civiles, jueza, plátanos, niñeras, niños enfermos, bodas que no se cumplen, viajes, Holanda, París, amantes y camisas de cuadros. Saber o no saber, esa es la cuetión (antes y después de la romería). O durante. En los pueblos, antes o después, todo se sabe. La primera temporada de Hierro es una historia de traiciones entre cuadros en cada plano, en cada panadería, en ese juzgado minúsculo al que llegas a prestar declaración. Si todo es mentira en nuestra vida, vivan las mentiras. No las mentiras de la exministra. No. Las mentiras bien escritas y bien rodadas. Romerías y mentiras, siempre al poder. Y todo en mitad de ese pueblo que es el Hierro. Decía EHDLCV que de un pueblo no te puedes escapar. Hierro tiene la escapada de Tenerife. Huir para luego volver. Coda: Tengo una pieza que tengo que recuperar sobre el 23-F en mi pueblo. Pero eso será otro día.

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