domingo, 30 de junio de 2019

Engrenages. Séptima temporada.

Nos lleva, otra vez, Engrenages a dilemas morales. ¿Qué hacer cuándo alguien con vínculos sufre? ¿Qué harías si se lo cargan? ¿Qué harías si te utilizan? Séptima de Engrenages para pensar, y pensar, y volver a pensar. Y repetir errores. Del cero al infinito, con cambio de cromos, con chinos instalados en atalayas impredecibles. Todo es mentira, pero hay mentiras y mentiras. Corrupción judicial, corrupción policial, comisiones para todos. Los chinos controlan Occidente y nosotros calentándonos la quijotera con el 3% pujoliano. Nada nuevo bajo la torre y los arcos, y menos ahora que llega el Tour. Billetes y sillas de ruedas, cárceles que crean relaciones, abogados que se enamoran hasta las trancas, enfermedades incurables que salvan al mundo. O a varios mundos. O a todos los mundos. Los pulmones económicos dominan política y justicia. Otra vez. El comercio, el hipertrabajador, los cuñados y el postmodernismo ecónomico. Menudo refrito. La pelirroja dice en un momento zanahorio: "los caminos de la resilencia de un individuos son múltiples... y hay que respetarlos". Las prisiones propias y ajenas, el dolor atemporal, el complejo de huir, la redención ante los demás. Favores de unos que son prisiones para los demás. ¿O era al revés?

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