lunes, 2 de marzo de 2020

GOLPES BAJOS

Frases largas para empezar la lectura de GOLPES BAJOS. Muy largas. Acostumbrados a sus columnas mundiales, abecedísticas o razonadoras, parecen muy largas. Pero son gistaunianas. Son muy de David Gistau. Hemos leídos mucho, hemos escuchado mucho, hemos oído en la radio llorar a Rubén Amón o a Luis Herrero la muerte de David Gistau. Ahora debemos simplemente honrar sus escritos y leerlos, volver a leerlos y releerlos. Y esas frases que dejaba y que hacían que te recrearas en ellas y las soltaras en plan chascarrillo, como si fuera tuya: “…mustia como la polla de un viejo durmiendo una siestas debajo de una parra”. Esos extranjeros en el sur de Madrid que son más madrileños que nadie. Y otra vez, esas frases lapidarias, esa declaración de intenciones que sentencia a muerte o absuelve tras un levantamiento en Jaca: “…era como entregar un chico virgen a una zorra vieja: o te devolvía un hombre o no te devolvía nada”. ¿Te imaginas a ese Scorsese en Fuenlabrada con el tocino entre el pan diciéndole a De Niro que espabile? A todo hay que poner(le) imaginación. Siempre. Un poquito de imaginación, no más, que dirían en alguna temporada de Narcos. Imaginando como se restriega la mierda en la cara a alguien que te debe dinero. A lo mejor eso no es Stendhal, ni Proust, pero pasa. A menudo. Y Gistau nos lo recordó. Y el recuerdo de Lanús (aquí solo habíamos oído antes ese nombre por el fútbol nocturno) y ese argentino metiéndole miedo a los búlgaros (viva Cehegín, pijo) que nos ilustra DG con imágenes da miedo. Mucho miedo. Y si hay que comer con Benzema, el ahijado (aunque lo siguen llamando el hijo) de tito Floren, mejor que mejor. Y la radio legal, y los programas de corazón que tanto me encantan. Y la forma de retratar a alta burguesía y nobleza del XXI, chusma trajeada que seguía viviendo bajo ese limbo existencial del clasismo: “…era ponerle delante un torero y enloquecer como una patricia de las que bajaban a las mazmorras con antojo de gladiador”. Es coger Lecturas o escuchar la tertulia de Federico de 10 a 11 y saber que DG acertaba de lleno, y nos lo contaba de maravilla. Una y otra vez. Duques, gentuza y cintas de video, aunque Ábalos ha cambiado el guión y ahora se habla de aeropuertos, venezolanas asesinas que se ríen en tu cara y mierda ensortijada pasados los leones. Las falsas amistades y los daños colaterales. Yo se lo digo a mis alumnos, que no tenemos amigos, que tenemos “gente con la que pasamos ratos, que los amigos de verdad se demuestran en un cementerio, en la cárcel, en el hospital”. No son palabras mías. No. Ya se encargaba EHDLCV de recordarlas, pero es que llevamos muchos años sin EHDLCV. Nos hacemos viejos. Y utilizar y tildar al homosexual de turno despectivamente. Y si hay que hacer una referencia a Reservoir Dogs, se hace y punto. “Rollitos a lo Reservoir Dogs yo no puedo”. Los zagales, en el instituto, ya no saben lo que supuso Reservoir Dogs ni Pulp Fiction. Tampoco saben que Mijatovic metió un gol contra la Juve en mayo del 98, y que los madridistas, después de años de Floros y perfiles bajos, volvimos a gritar por el balcón aquel jodido gol. Tampoco lo saben, joder. Y si dices el Yiyo, o Paquirri, o Pozoblanco, o el Burlero, tampoco tienen ni idea. . Joder. Para hacer memoria. Y del concierto de Leño en el casino de Algezares, también podríamos hablar con un Juan Manuel Fernández, que ya no está, o con un Ginés Caballero, que tampoco está. Leño. Ni más ni menos. Y si hay que visitar un aeropuerto peatonal, en Ciudad Real o en cualquier ciudad de España, se visita. GOLPES BAJOS es una novela de rap y de comuniones en los pases de cebra en mitad del combate, es una novela de rituales propios y ajenos, de casinos y peleas en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, como lo podía ser en la cubierta de Leganés o en Vistalegre. Me gusta eso de “señoritos casquivanos”, me gusta recordar a Tyson y a Julio César Chavez aunque ya el personal no los recuerda, me gusta recordar baladas de los Scorpions en Rock FM, me gusta esa “filipina con cofia” como aquella del video de Julio Iglesias con José Antonio Abellán, me gusta ilustrar en imágenes esa urbanización soprana, sin osos pero con romanos jurados. Cervezas Quilmes para todos, y no solo jugando a la play un River contra Boca, o un Racing contra Nueva Chicago. Lo que haga falta. Y mostrar a una Adriana Lima y sus seguidoras, en el Madrid de Messina al que llegó en 2009 (antes de esa espanta y acabar con Molin en el banquillo, pero ese es otro tema). Tiene también GOLPES BAJOS momentos kubrickianos, de escena de salón y bajos fondos, de guarrería ilustrada con follisqueo gratuito de señoritos y nobles sin nobleza. Y también nos recuerda que la televisión es mentira, Fuencarral para arriba, Fuencarral para abajo, italianizados todos en la mayor de las mentiras con la dictadura del share del 14% a catorce kilómetros de Madrid. Y cada uno tiene el diablo que se merece. Gistaunianos todos hasta el final, copiando sus frases y soltándolas en cualquier conversación para criticar arribismos sociales y mierdas varias: “Hasta aquí hemos llegado sin tragar semen”. Grande Gistau. Siempre. Coda: Y como Rubén Amón, recordamos la muerte de uno de los nuestros, de esos personajes que tenemos que recordar y volver a recordar "sus pasiones, que son las nuestras".

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