lunes, 4 de octubre de 2010

The Pacific


Me costó ver el principio de The Pacific. La entrada en la II Guerra Mundial de los USA después del desastre del Pearl Harbour, los seis primeros meses de derrotas en el Pacífico y todo lo demás. A lo mejor no se le ha prestado la atención que merecía la guerra en el Pacífico, y que si no hubiera sido por los estadounidenses hoy seríamos bilingües: hablaríamos alemán, y, de segundo idioma, japonés (el euskera sólo sería para la intimidad). Y los marines no son soldados, son la última escoria que se mete en la selva a evitar que la humanidad siga los designios de una bandera con un círculo rojo. Desde las direcciones y la supervisión de Tim Van Patten (mágico en Los Soprano y mágico aquí), la música supervisada por Hans Zimmer, cada uno de los lodazales y selvas, cada una de las actuaciones, todo es la guerra perfecta. Con su dosis de muerte, mucha muerte, con su dosis de emoción y con su dosis de reflexión. ¿Y por qué no he muerto yo hoy? A dos metros a la izquierda, hubiera sido pienso para caballos. La familia vive en un limbo, esperando trajes uniformados y malas noticias. Estos marines no estuvieron en Europa, pero nos salvaron a todos. Cada uno, con sus proyectos y sus evocaciones, pero realistas. El infierno es lo único que no es mentira en la vida, es ese proyectil que entra y sale por tu brazo mientras las balas iluminan las noches. Y hay que decirlo: las batallas nocturnas de The Pacific son inigualables, recuerdo por recuerdo, llanto tras llanto. Tipos como Eugene (tonic) Sledge o Robert Leckie son ya como de la familia, esta nuestra familia infernal de todos los días, de todos los madrugones, de toda la rutina que vivimos gracias a cada uno de los muertos de esa guerra.
Tomo comienza en Guadalcanal (la única que conocía en condiciones después de La Delgada Línea Roja), pero es que te das cuenta de la mierda que es un conflicto bélico, con el caso de Peleliu una jodida isla que luego no fue utilizada para nada y que se llevó a miles de marines y japos al carajo. De los capítulos me quedo con el segundo de Peleliu y con el de Okinawa, apocalipsis en la mayor expresión de la palabra, la verdad.

5 comentarios:

rakel dijo...

¿Y todo eso a las 5:08?
Si lo llego a saber...te toco la puerta con la horquilla de mi cabeza.

Felipe dijo...

si la pones tan bien, habrá que verla, dosis de muerte, eso me gusta. dosis de reflexion, eso tambien...
si la musica es de hans zimmer, tiene que ser la repera... menudo tio, hace cada pieza que ufff
bueno lo dicho, habra que sacar tiempo bajo las piedras del desierto para verla

Atila el Huno dijo...

Una serie Enorme!!, Buenísima!!...yo me la descargué...ehhh...

...aunque ya había jugado al Call of Duty...y los japos me masacraron mil veces en Peleliu...la angustia y el miedo...las tripas y la ira...y el fuego amigo, ¡¡no hay gameover!!

supersalvajuan dijo...

Rakel, es que no duermo nada.
Felipe, obligatorio, aquí y cerca de Centroeuropa.
Qué razón tienes, Atila, muy buena.

Felipe dijo...

Centroeuropa??? Pensaba que tu especialidad era historia de las religiones, o historia sin más, no GEOGRAFÍA. Y no me saques por historia primeros compases de la Segunda Guerra Mundial que me vuelves a pillar!!! ;D!