sábado, 31 de mayo de 2008

Lars y una chica de verdad.

He visto Lars y una chica de verdad. Vaya delirio. Tipo solitario, Mister Goslan, el mismo de Half Nelson, esa gran peli de un profe de Sociales en el culo del mundo (otro atormentado). La tormenta de Lars es otra. Un buen día, gran canción, aparece con una muñeca. La muñeca es su novia. Y va con él a todas partes, la dichosa muñeca. Hasta a misa. Joder, hasta la luz de la noche la lleva. La muñeca está presente en cada uno de los momentos de su vida. La peli es un claro reflejo de la sociedad postmoderna. Tanto neoliberalismo, tanto respecto a las opiniones ajenas, tiene sus consecuencias. ¿Pero es que estamos locos? Hay cosas que se te quedan grabadas en el disco duro. Un ejemplo, un tipo en la Glorieta con un radio-cassette, a estas alturas, cinta cara A, cinta cara B, a toda castaña. Los inviernos, con lo que me gustan a veces, trastornan a la gente. Alteran hasta a las alteradas. Y lo veranos. Y cuesta reconocerse. Hay que escuchar a la gente cuando se encierra en sí misma. A cada movimiento de su pie. Y decir, expresar, coordinar sentimientos. Peli agridulce, de momentos de taparte la cara por vergüenza ajena. La perfección es una hoja seca en una alcantarilla. Lo demás, es una puta mierda.

1 comentario:

Zadelia dijo...

Una película para que nos "abramos de orejas" hasta poder interpretar los silencios absolutos. Con drama sí, pero sin dramatizar.