miércoles, 9 de septiembre de 2009

Weeds. Quinta temporada.



He podido terminar de ver la quinta temporada de Weeds. Siempre dando un paso más en la imaginación, cosa que se añora en las series de ficción de la piel taurina conocida hasta los años del siglo XX como España. Hay que cosas que nunca deberían terminar, ni un partido de cricket ni uno de golf. Ni, por supuesto, un capítulo de Weeds. Son demasiados intensos, y demasiado cortos. La vida es una historia de amor de mierda, como dice Nancy Botwin. Siempre hay obstáculos: familia, mafia, vecinos, balas perdidas, hijastras politoxicómanas. Quien esté libre de pecado que escupa primero en el mar. El mejor día, a veces, es el más tranquilo. El día en que crees en el amor, el día en el que eres capaz de conciliar sueño, tengas el hígado cargado o no. La leche materna, los disparos perdidos, las manos atadas, la información necesaria y todo lo demás nos encontramos en esta deliciosa quinta temporada de Weeds. Y el miedo de que le pase algo a los tuyos. Esa es la principal preocupación, esa que no siempre se puede controlar, porque no se puede controlar un claro de luna ni un nube traicionera. No hay fórmulas mágicas ni oraciones para la desesperación. Siempre acabando con la problemática decisión, la capacidad de decidir el futuro: tu futuro, su futuro, nuestro futuro. Y en esa encrucijada está la gente que rodea a Nancy Botwin, gente que postpone su presente más inmediato y su futuro más desesperante. Y, nunca nunca nunca, hay vuelta atrás. Y punto.

3 comentarios:

Insanus dijo...

ésta la quiero ver desde hace mucho. cuando termine con la que estoy y con la última season de lost a ver si la bajo.

Ahorrando en Psicologo dijo...

el ultimo capitulo de la quinta serie fue el numero 13? No puedo creer q tenga q esperar hasta la proxima temporada para saber q consecuencias traerá la locura q comete Shane

supersalvajuan dijo...

Insanus, te la puedes ver perfectamente: capítulos de 26 minutos perfectamente estructurados.
Ahorrando en Psicologo, sí, es el 13, pero Pilar Zuazo es Pilar Zuazo, y a cada cerdo le toca su San Martín.