miércoles, 12 de noviembre de 2008

Rapsodia en Nueva York.


Cada libro tiene una historia detrás de cada lector. La mía con Rapsodia en Nueva York, publicada por Siruela, también la tiene. Todo está enlazado. Toda vanidad queda reflejada. ¿O acaso podemos vivir sin escuchar de vez en cuando el Elephant Stone? No, no podemos vivir sin los Stone Roses, por supuesto que no. Pero ese es otro cantar. Hablaba de historias y libros. Este libro de cuidada edición me lo compré un 31 de julio de 2007. El día que elegí medio destino para el curso 07-08. Después nos entogamos. Y don Antonio y don Andrés, por su cumple, nos invitaron a comer. A los postres ya iba tibio. Y luego, pues lo de siempre. Haciendo un salto en la casa del aventurero, cruce los veinticinco metros que me separaban de la librería y entré a recoger unos encargos de la mejor pareja de hecho de la literatura universal, y me encontré con ese coche tiroteado. El libro se olvidó entre más libros, y no sé cómo en octubre empecé a leerlo. Al principio cuesta. ¿Por qué hay que investigar unos asesinatos de negros? ¿Por qué hay que investigar cualquier asesinato? Hombre, ahora, a lo mejor sí. Y la prota, después de ser tiroteada empieza a darle hilo a la madeja, a estirar el chicle. Investiga, investiga. Y ya no puedes soltarla, porque NY es un universo particular. Y te enteras de que un niño de buena familia, un niño negro de buena familia se quiere hacer rapero. Y eso no está bien, para algunos. Y todo es mentira, y Nan sigue investigando, entre alcohol y desesperación. Porque la vida es una hija de perra preñada por Satanás. Y de ahí nunca sabes lo que puede salir. Y puedes acabar perdido en un muelle. O en un cementerio. O en una furgoneta. Y los profes enrollados siempre esconden algo. O no. En fin, una novela creíble casi siempre, y fiel a la tradición policíaca. El problema es el jazz, que no me gusta el jazz. También es anhelo, una novela de anhelos en general, de deseos incumplidos, de seres escondidos debajo de una manta para no afrontar la asquerosa realidad, de relaciones rotas, de sentimientos malparidos y de muchas cosas más. Como decían por las tardes Jorge Albi y Angela Beato, “rompe tu desesperación con un salvaje cocktail y…déjate besar”. Y la niebla, cómo me decía mi colega Pozuelo bien tempranito, “se puede cortar con un cuchillo, Salva, con un cuchillo”, repetía mientras movía la mano y nos reíamos como si estuviéramos leyendo el futuro a un perro agonizante. Pues eso, que la existencia es una niebla espesa que te esconde el cuchillo que te espera a dos metros de tu asquerosa cara. Pero siempre, como le pasa a Nan, podemos quedar con nuestras dos mejores amigas, “nuestra amiga tónica y nuestra amiga ginebra”.Y cambiar el mundo. Y punto.

11 comentarios:

Sarashina dijo...

Tengo una fila de libros para leer, que me da gana de pedir la excedencia, pero pones este libro de tal modo que lo leeré. Si tú lo compraste y has tardado un rato en leerlo, antes o después lo haré yo. En la fila tengo un par de recomendaciones tuyas, durmiendo en la estantería. La escafandra y la mariposa, por ejemplo, peli y libro. Ya te contaré.

Juan Luis dijo...

Efectivamente, detrás de cada encuentro hay una historia que hilvanar. El azar no lo es tanto.

Saludos.

PMM dijo...

Pues sí, cada libro tiene una historia detrás de cada lector. Y a mi con el jazz, me pasa lo mismo que con el ajedrez, aunque lo intento no los comprendo.

La del Planeta dijo...

¿Qué no te gusta el jazz?
Por los clavos de cristopher escucha a Miles a Coltrane...
Hay mucha gente que dice que no comprende el jazz, ¿pero que hay que comprender? Es alma en estado puro.

En fin, a mi no me gustan las novelas policiacas.

Saludos

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Pues a mí el principió sí me gustó. Son como los preliminares, es una toma de contacto con el interior de protagonista. En una película nos mostrarían las escenas, pero nunca llegaríamos a saber exactamente lo que está pensando ella. A no ser que pensara en voz alta, claro.

Dánae Rain dijo...

A veces cuesta trabajo empezar un libro, un trabajo, una amistad, pero luego, algunas, se consolidan.

Natalia Pastor dijo...

A mi encantan lo gintonics de Beefeater(en copa de balón,con mucho hielo,y al que previamente se ha exprimido medio limón),el jazz(desde Miles Davis a la Fitzgerald,pasando por Charlie Parker),y las novelas polciacos,el genero negro, y los tugurios donde hay humo espeso de cigarrillos y miradas turbias.
Y por supuesto, Borges.
"La existencia es una niebla espesa",dices.
Si,pero fascinante.
(Te enlazo en mi blog).
Saludos.

Lupe Montero dijo...

Mis libros llegan a casa sin fecha de lectura, símplemente se instalan y esperan su turno... menos mal que algunos son pacientes.

Homo Insanus dijo...

Otro libro en la lista de los deseos pendientes.

Saludos.

Mal bicho dijo...

Gran dia para comprarse un libro. Tu de compras y yo celebrando 26 añitos.

rakel dijo...

Que caras de felicidad tenéis,así da gusto irse de comida,aunque alguno caiga después....EnFermo,no EnComa,claro....
Creo que Manolo tiene fallo en matrix,y no recuerda la memoria a corto plazo,o será su primo alemán??