Siempre que hablo de Bioy Casares lo hago con envidia. Hablo, evidentemente, de la genialidad de la sencillez. Su escritura no es casualidad (las casualidades no existen). Tampoco un accidente. El concepto y las imágenes siempre se mezclan poderosamente en sus relatos. Estos últimos días he leído Dormir al sol. La portada de Alianza Editorial ya introduce el tema, ya dice algo: es un detalle del Charlatán en carnaval, de Tiépolo. Aquí mezcla sueño, amor y desamor, ensoñación, la realidad catastrófica, los misterios de la medicina, el mundo animal, la compasión, el odio dentro de las familias, la amistad mal entendida, las maniobras científicas, el poder de la memoria, la paciencia en el matrimonio y muchas cosas más. 196 páginas que, sin estar a la altura de La invención de Morel, nos muestran el mundo imaginado de Adolfo Bioy Casares. Un relato, todo hay que decirlo, que a veces desconcierta y a ratos engancha poderosamente, como toda la obra de Bioy Casares. Pues eso, que envidia. Aunque ya se sabe: dormir es aburrido, y una pérdida de tiempo. Y punto.
Hace 1 hora
2 comentarios:
Vaya, no he leído nada de Bioy Casares, pero después de como lo has descrito, lo incorporo a cola de lectura... también me he apuntado las conferencias que recomiendas de Borges... desde que leí el ALeph, procuro leer todo lo que puedo de él.
jejeje hola he mirado tu blog...y me ha parecido gracioso, tienes cosas mu ocurrentes¡¡¡ me ha gustado, volveré a visitarte.
un beso,
leo
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