lunes, 25 de agosto de 2008

Pasteles de crema.

Ante la imposibilidad de muchas cosas, estoy releyendo A los hombres de buena voluntad, de Sergio Algora. La gente lo definía como “surrealista” en muchas críticas, sobre todo musicales. Si esto es surrealismo, es que estamos todos locos. Sergio Algora no era sólo música, era mucha música, pero también mucha literatura. En el relato Vacaciones en Italia, inmerson en ALHDBB, escribe lo siguiente: “A Manuel le encantaba leer biografías de gente no muy conocida para encontrar puntos en común con su absurda existencia. El punto en el que más le gustaba coincidir con los protagonistas era ese: que soportaran, como él, una absurda existencia. Si gente que había merecido una biografía o un libro para que su vida fuera relatada, resultaba ser tan torpe, tan estúpida, tan inmerecidamente desgraciada, tan maltratada por el destino (Manuel creía en la divina providencia) él podía sentirse aliviado y obtener algunas fuerzas para continuar acarreando su vida”. No sé, con estúpidos nos cruzamos a cada minuto, con palurdos impenitentes, con chusma con mayúscula y chusma con minúscula, gentuza a toda luz de neón. Quizás sea el verano, o que nunca llega ese día tan ansiado por The Cure, el último día de verano. Hay tardes para todo, para absolutamente todo. El problema es que todos no tenemos la capacidad creativa de Sergio Algora, ni decimos lo que pensamos. Azúcar para disimular la destrucción, canela para que pase lo que no tragamos. La fábula postmodernista siempre tiene razón, todo es copiado, todo es mentira. Tanto que a veces sólo nos queda la música.

10 comentarios:

Soledad Burgos dijo...

Me dio curiosidad,,esa es la idea no?
Saludos

jm dijo...

Ese es uno de los libros que tengo que leer algún día

Laura dijo...

Desconocía el libro y el autor, gracias por los enlaces.
Las tardes de verano dan para mucho, y generalmente me aburren. Yo también espero que llegue el último día. Del verano, claro.
Saludos.

Agatha dijo...

Mi nivel de abstracción supera a tus recomendaciones literarias...

La sonrisa de Hiperion dijo...

"A Manuel le encantaba leer biografías de gente no muy conocida para encontrar puntos en común con su absurda existencia"
Esto no es sólo a Manuel, jajajaja
eso no pasa a todos un poquito.
jajja
Saludos!

Ana dijo...

Con la musica es mas que suficiente.

jajaja gracias por pasarte por mi blogg y decirme lo de las comas, se que faltan comas, si.

Un beso
Saludos
Ana

SOMMER dijo...

Había oido al autor. Creo que tendré que decidirme a descubirlo.

Anónimo dijo...

En tu caso creo que no tienes por qué preocuparte.

Cuando nos carguemos las cañas de azúcar y no puedas releer a Sergio Algora porque todavía no te hayan devuelto el libro que dejaste prestado, estoy segura de que serás capaz de encontrar una canción que lo compense.

Un besazo!!

interpreta-sones dijo...

me gustan estas entradas multidisciplinares, con propuestas interesantes y diversas. el niño gusano es (era) la bomba, siempre me sorprendió la sofistificación de sus letras, o no entiendes nada en absoluto o ves la luz oculta del mundo, así de pronto, como pasa con los grandes poemas. no tenía ni idea de que sergio algora hubiera muerto. descanse en paz, que se lo ha ganao.

hm dijo...

Me ha encantado el texto... y qué real... tomo nota del libro.