viernes, 20 de marzo de 2009

Once.

Después de ver, otra vez, Arma Letal 3, decido que me baje la tensión. Decido ponerme a ver Once. De vez en cuando merece la pena ver cosas sencillas y mágicas a la vez. Lo que cuenta Once es el sueño de muchos, la imaginación y la vida que da la música. Porque, antes o después, con la música puedes conseguirlo todo. Puedes interpretar a un clásico sobre un piano; puedes pedir en la calle; puedes soñar en colores. Y cuando los solitarios se encuentran todo es posible, incluso grabar una demo en un estudio. Los sueños, de vez en cuando, se cumplen. Aunque al final, te despiertas en mitad de una calle vacía en la que la sombra está muy helada. Y Dublín tiene que ser la leche. Pues eso, que merece la pena. 

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