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Nota explicativa. Que no he tomado cementerios etílicos, de verdad, que lo único ha sido Vichy. Aunque siempre hay buenos recuerdos de los que ponían en Meneíto. Ya sabéis la receta mágica: absenta, mezcal y Strohl 80. ¡¡¡Viva la época heroica!!!
Dedicado a mucha gente. Al hijo puta que no sabe que existe el botón del volumen. Al que no conoce el concepto de armonización de poderes. Al que desconoce el embrague. Al gilipollas. Al julay universal. A la cruz que se cae. A las manzanasgranadas. A lo que únicamente es importante. A la lámpara y su luz. Al brazo dolorido. A todos los miopes que no alcanzan el arenal. A la tierra mojada. A la desaparición del olor desagradable. A las pantalones de campana. Al espejo roto. A las comunas piojosas. A las muertes agradecidas. A un tipo lleno de grasa que espera no se sabe qué. A las salvaciones milagrosas. A la paz y sus cambios. A la a como preposición. Y a, y en, y sin, y bajo, y todas las demás. Cambios y paz, y dolores de cabeza, y fiestas de vino con sabor a vinagre, y cojines de algodón, y al underwater, y a las fiestas del té, y al Estado sin nación, y al pino, y al triàngulo redondo. Y todo lo demás. Pues eso, hilo de seda.
Me despierto a las 2 y pico. Repite la radio la canción estelar. Sorpresas que da vida. O no. Pero de vez en cuando, un jueves no es un jueves. Un jueves inocente, de legañas que hasta la ducha de las 6 y 10 siguen vivas, se transforma. Bendita rabiosidad. La credibilidad es un tipo, o una niña 15 años que te examina todos los días. Lo demás son reproches, y los reproches son ideas adolescentes. El que haga reproches a partir de los 30 es que se merece estar muerto. En una caja de pino, de pino de verdad, y con los pies por delante. Y punto. Pero es que me desvío, como las corrientes circulares. A lo que iba. En fin. 7 y veintitantos de la mañana. Llego a la estación. Saludo a un tipo al que no le daba clase pero que era intimo de mis secuaces tutorandas de hace un par de cursos. Le pregunto por la salud y por el London y me dice que mis ex(alumnas) me tienen. Me tienen en un altarcico. Y ya, después de esto, me quedo sin putas palabras. Si es que, como dice Marchal, don Antonio, con su bendito equilibrio (que envidia das, espadista), no podemos quejarnos. En fin, que las emociones mañaneras no son buenas. Y pasan horas, y sesiones lectivas (capazo a la chepa), y son las 13 y 35 y tengo una jodienda con vistas a la bahía, y me llega un indi, y me dice si le puedo corre. Gir, digo. Corregir. Y le digo que, definetely maybe, no. O si. O no. Al final accedo, porque dice que es para dárselo a una de las niñas. Y resulta que el tipo, un figura, le ha hecho una poesía a una de las compis del grupo, a una de sus amigas por la que se le cae la baba. El chino, originario de la China de José Luis, me dice, en plan vintage, que si, Salva, que mister four eyes le hace poesías a las compis, el tipo. Vaya figura. Y que envidia. Como decía Jota, como podría decir que no voy a hacerlo más. En fin, que quiere que le corrija el poema que le va a dar a la prójima. Qué envidia, le digo. Me mira raro, y me dice que no, que, yo, como hablo, no puedo ser de la región varcalcil. Le digo que sí. Que no se preocupe, que él es un triunfador y yo un IBEX en caída libre, sin frenos y con un futuro más negro que el de una patera en un tsunami. Y él tipo va y me da las gracias, y todo lo demás. Y me quedo a cuadros, como un puto tablero de ajedrez.
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