lunes, 14 de julio de 2008

Amenaza tormenta.

El otro día, mejor dicho, anteayer, viendo cuadros de is y jotapé, me perdí en mitad del océano. Imaginad esa barca, perdida en mitad de ninguna parte. Aunque no hace falta imaginarla, está ahí. Y cuando estás ahí, en mitad de ningún sitio, y te amenaza una puta nube cómo esa, pues estás jodido. La gran diferencia entre el buen y el mal marinero, es que el primero sabe en que lugar va a morir. Cuando algo está escrito en el cielo y el mar, no hay nada que hacer. Puta vida, y puta marinería.
Y la barca está destrozada, e intentas sobrevivir. Pero no. Las olas verdes rompen, y tú con ellas. Hasta en la derrota, siempre rompiendo. Y te acuerdas de avestruces volando, y de los Reyes Magos y de todo lo demás.
Y tigres y dedos. Y te acuerdas de tonterías, y de todo lo demás. Y rompes tus huesos en el puto acantilado. Y punto.

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