Hace 2 horas
miércoles, 7 de enero de 2009
Una buena idea.
Que sí, que es una buena idea. Siempre he dicho que tenía que estar llevando un bar. Un buen bar. Joder, Jesús, que oportunidad perdimos. Hoy estaríamos subidos en el puto dólar. En el jodido dólar. Oportunidades perdidas. Y conciencias tranquilas. Pues eso, se me está haciendo la boca alcohol. Y punto.
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10 comentarios:
es facil hablar y lamentarse a toro pasado. no te comas la cabeza que oportunidades de esas se nos han escapado a todos
Pues sí estaría bien, así te visitaríamos más ¿No? jajaja, oye que aún estás a tiempo eh?....;)
Pues el sentido del botellón es la economía, y una vez dado el paso, lo bien que se está en espacios abiertos. Si un empresario ha dado el paso, no sé yo si seguirá siendo interesante...no creo que esté dispuesto a perder dinero...
hummm
Yo no sé, creo que así pierde toda su gracia. Y el precio parece un poco caro para bolsillos jóvenes, encima con el alcohol en la faltriquera. Será negocio, pero si yo fuera joven, o me hacía abstemia o me iba a cualquier sitio menos a esa cosa rojiza y cutre.
si, puede ser pero sin tiempo libre.
muyyy esclavo
¿Y la gracia de levantar el maletero? ¿admitirán coches?
D. Supersalvajuan, aún estamos a tiempo, usted y yo de socios y algunos de nuestros lectores de clinetes, secábamos las existencias en horas.
Hablando de baretos, por si viene a Madrid o por si alguno de sus lectores es de la villa, este es excelso.
Dos hermanos y dos hermanas
Los profesionales que abren tabernas en familia siempre tienen un plus de garantía. Si encima lo hacen con una carga notable de experiencia, doble garantía. Y si además unen amabilidad y discreción a una cocina excelente, entonces, es cuando son para recomendar a ciegas. Barra y salón para Ángel y Miguel y Antonia, acompañada de Ester, en la cocina. Un excelente equipo familiar.
La Taberna Chamberí, San Francisco de Sales, 28, en Madrid, es para recomendar. Por todo lo anterior y por una excelente cocina, en manos de las mujeres de la casa, y una barra de deliciosos y generosos aperitivos en manos de los hombres. Mesas y terraza en verano.
Pero vayamos al bulto. Con la bebida, vino o cerveza, de marcas seguras, sin sofisticaciones, los aperitivos ya sean las migas, aceitunas gordal y mejillones de lujo, las patatas revolconas o la paella son suculentos y generosos. Las tostas y raciones, acompañas de buen pan de hogaza, los callos con garbanzos o a la madrileña, rica ensaladilla rusa, solomillo con pimienta y cebolla caramelizada, medallones de ibérico con salsa de dátiles, las judías blancas, huevos con pisto. Quesos, embutidos, boquerones. Un enorme placer.
Médicos de los hospitales cercanos, estudiantes de los colegios mayores, familias y tertulias de amigos jubilados caben y se mezclan, dependiendo de las horas, en esta taberna refinada. Imprescindible.
Dos hermanos y dos hermanas
Salva, salva, lo único que se me ablanda (a ver esas "haches" es el cerebro). Lo del botellón, que en Jaén se dice "ir de litros" de toda la vida, antes se hacía pacíficamente, sin "chumba-chumba" de coches, y luego tirando los litros a la basura. Qué noches en la alameda de Jaén durante la primavera, el verano y muy poco del otoño. Pero bueno, que desvarío, que uno se va de litros porque hace buen tiempo y quiere tomar el fresco, para "ahumarse" bajo cubierto molan más los tercios. ¿Y punto?
Joder sí es una idea cojonuda, ¿cómo no se me había ocurrido a mí tampoco? Las ideas sencillas siempre son las más efectivas.
No hay que rebanarse mucho los sesos, ese hombre ha dado en el clavo.
Jose, yo es que soy peaton miserable. Marchal, ir de litros, pero ¿cuántos?
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