España se va a la mierda.

Leo esto en Libertad Digital y me dan ganas de vomitar. Pero, sobre todo, por la reacción del personal. Y que luego no dejen comentarios de que si soy facha o liberal. Que se miren antes esas definiciones. Lo que dijo María Escario es exactamente, digo, exactamente lo mismo que pienso yo cuando voy por determinadas calles de determinados barrios en los pocos sitios que he visitado. O en los que he trabajado. ¿Por qué no puede decir lo que piensa mucha gente? Somos un país acomplejado, un país de nuevos ricos que se deja sodomizar por una serie de higos chumbos tocapelotas. Tenemos complejos, muchos complejos. Dónde se me han caído los palos del sombrajo (y, mira, con la que está cayendo y la que va a caer de aquí a Agosto, y los necesito, y voy con uve a tener que recomponerlo) es con lo del delegado del Gobierno. La policía está para mantener el control. Y esos controles, en un estado social y democrático de derecho, deberían estar a la orden del día. A Rudolph Giuliani la gente lo quería, entre otras muchas cosas, porque llamaba a las cosas por su nombre. Y porque el Nueva York que dejó era el más seguro de toda la historia. Sí, sí, sin miramientos. Y si había que multar a los coches mal aparcados del Presidente de turno que iba a la ONU, pues se multaba. Y si uno es un ciudadano, es un ciudadano. Y si uno es un delincuente, es un delincuente. Y que no me acusen de racista, que mis alumnos extranjeros me recuerdan, muy bien (hace dos semanas me dio un abrazo el gran Elchan, viva Ucrania Elchan, y los compañeros del insti me miraron con envidia). Y un tipo sin oficio ni beneficio, que no para de merodear y asustar al personal (¿o es que sólo nos acordamos de la gentuza cuando raptan, violan o matan a alguien?), por lo menos, por lo menos, tiene el deber de estar al servicio de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Y lo digo bien: de SEGURIDAD DEL ESTADO. Qué viva la Policia Nacional, y que Viva la Guardia Civil, y el Duque de Ahumada. Y todos los que se juegan la vida por nosotros. Porque, cuando te hagan un control este verano, en la autovía, cuando vayas a la Playa, dales las gracias. Por jugarse la vida por ti. Y a María Escario, que es una periodista cómo la copa de un pino, que siga así, que diga lo que piensa, que los bobos que se dejen engañar allá ellos, y que eres la mejor Doña Sardina que hemos tenido. Y que la gente diga lo que piense, por favor. Y punto.