Sexo en Nueva York 2

Tarde de cine viendo Sexo en Nueva York 2. Las chicas de los Manolos vuelven por sus fueros y se van de emiratos. Sonrisas y Liza Minelli y todo lo demás. Muchas risas, algún aplauso, alguna lagrimilla y buena compañía para ver cine palomitero de Yankilandia. ¿Quién quiere calentarse la cabeza viendo a SJP? Nadie. ¿Seguro qué nadie? Las cosas cambian pero hay momentos que se repiten una y otra vez. El gran apagón del matrimonio, la crianza de las criaturas, el menomomento de los 52, la oportunidad de mandar a tu jefe a la mierda y disfrutar de lo que hay que disfrutar. Bajo su apariencia de innecesario, Sexo en Nueva York 2 tiene sus momentos de lucidez y se aprovecha su visión. También es verdad que lo de ahora no es lo de antes, que una tele en un dormitorio puede ser malinterpretada, que un anillo en un dedo es una opción, que hay religiones que deberían dejar su dogmatismo al margen y que mañana hay que trabajar. Siempre hay que currar e incluso sentir por las mañanas. O tal vez no.