El fútbol como metáfora y como motor vital. Todo eso y mucho más es Fiebre en las gradas, de Nick Hornby. El fútbol va inevitablemente unido a nuestros acontecimientos vitales. En todos y cada uno de ellos. Sólo había leído de Hornby una de las más grandes de todos los tiempos, Alta Fidelidad, mezcla de música y existencia. Aquí es existencia y fútbol, 105 por 68 y pulsaciones, y aurículas deseosas de Apocalipsis. Y una canción de los Stax, y otra de los Stones, y de Van Morrison, y de los 4 de Liverpool, ese equipo que todavía teatralizaba la dictadura futbolística en unos campos llenos de barro y mierda, de sangre y pelotazos (ah, no, que no se dice pelotazo, se dice “cambio de orientación”). Y yo mientras escuchando Merche*. Que tampoco está mal. No me decidí a comprarme el libro hasta que lo recomendó encarecidamente David Gistau, el gran David Gistau, (tengo pendiente pillarme la idolatrada Ruido de fondo; dicen que es espectacular). Hornby ya es una leyenda. Y el problema de las leyendas, como de las estrellas, es que son idolatradas. Y Hornby idolatra al Arsenal, a su equipo. No es fácil explicar, definir, lo que es exactamente Fiebre en las grandes. Es un compendio de muchas cosas, es un resumen existencial, es un recuerdo de más y más goles, es un cojín en el que apoyarse después de que tu equipo pierda una y otra vez. En España tenemos grandes periodistas que saben un montón de fútbol, vida y música (el gran Segurola, el maestro Julián Ruiz, el increíble Abellán, Andrés Montes, el genio Trecet, y muchos más). El problema del fútbol es que es algo más. Es incomprensible pero es algo más. Y ahora hablo en primera persona masculino singular. Hornby asocia multitud de partidos con hechos trascendentales de su vida personal (la separación y divorcio de sus padres, sus cambios profesionales y estudiantiles, sus relaciones de pareja, y todo lo demás). Pero no es teatro, es real. Y se acuerda de todos los partidos. Y eso nos pasa a todos. Con el creador de disgustos de este año, el Real Murcia, a mí me pasa algo parecido. Recuerdo los partidos que he visto en directo en las Condominas, y los que no he visto, y los que he visto parcialmente por televisión. Me acuerdo del ascenso de 2ª B a 2ªA, aquel 25 de junio, aquella tarde cordobesa, día en que se murió mi tía Carmen y día en el que Raúl falló incomprensiblemente un penalty contra Francia en la Eurocopa del 2000 y nos venimos para Spain con un palmo de narices (vuelve Aguilar, vuelve); me acuerdo del ascenso a 1ª con el gol de Acciari que no pude ver [sólo pasé por retina la primera media hora y por la tele] porque estaba en la comunión de Nuria.; me acuerdo de que el último sábado de agosto del 2007 no pude ir a NC porque me tocó quedarme con un primo de 9 años que había perdido a su padre unas horas antes (se le ganó al Real Zaragoza por
martes, 30 de septiembre de 2008
Fiebre en las gradas.
Adivina, adivinanza.
Cerca(nías).
domingo, 28 de septiembre de 2008
Pop
sábado, 27 de septiembre de 2008
Daría.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Gólgota.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
¿Cómo doblan las patas?
martes, 23 de septiembre de 2008
De jodiendas, milagros y violines.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Sin brújula y sin rumbo.
domingo, 21 de septiembre de 2008
¿Con qué soñaste ayer?
viernes, 19 de septiembre de 2008
Ombligo
¿Qué harías sí...?
1) Encuentras en tu cuenta un millón de euros. ¿Hasta dónde llegarías? ¿A los Alpes del Sur? Pues eso, viva Nueva Zelanda.
2) Alguien empieza a atarte. En mil colores. Y con una música celestial. Y tú todo de blanco angelical. Pues eso, el paraíso en la tierra.
3) No te dejan bailar en un funeral. Es una putada. O siempre puedes ir a echarle algo de comida a los futuros gus, que nunca se sabe el grado de afecto con el susodicho.
4) Te ves todo de blanco, otra vez. Y todos los que rodean, otra vez, de blanco. Nunca se sabe, pensó el analfabeto. Y luego hizo una raíz cuadrada.
5) Te quieren convertir en símbolo. Pero, como no eres sensible ya, lo ignoras. Y no sabes que pensar, pensó el olivo centenario. Porque, aunque no lo creas, ateo filosofal, los árboles tienen memoria.
6) Suenan violines triunfantes. Pero ya eres agnóstico, y todos los límites tienden al infinito. O a cero. Y más violines, y trompetas. Y todo lo demás.
7) Tu hijo de meses desarrolla una piedra en el riñón porque la leche estaba contaminada. Yo, sinceramente, no se lo que haría. Pero sería algo en plan palestino. Lo juro por Dios. venganza.
8) Mezclas laicidad y fe. Y dejas la fe. Y la razón te muestra la realidad. Y la realidad te enseña un charco lleno de moscas. Y resbalan, y te jodes el costillar. Y te duele al respitar. Y escupes sangre.
9) Eres incapaz de hacer nada. Eres un puto vegetal. Te quedas como una lechuga, pero sin vinagre ni pimienta. No sabes a nada. Y tú que eras un chuletón de buey.
10) Despiertas y eres el personaje principal de la novela más alucinante de la historia. Y el puto caballo se niega a andar, el hijo de mula. El muy hijo de mula. Y punto.
Plutón verbenero.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Esta tarde estaba nublado.
1) Desterrar a los julays. Si un día volaran no veríamos el sol. Y la luna sería una utopía. Frase más repetida en mi cerebro al cruzarme con los imbéciles por la calle: ¿Este es tonto o es que lleva mierda en los bolsillos? Aunque siempre nos podemos preguntar qué es la vida, cómo hacía George Harrison.
2) Recuperar la asignatura/materia (los pajeros de Logses, Loes, Loces, y las que vendrán se han quedado descansando). ¿Qué es eso de ser un gilipollas, y, además, no tener ni zorra idea de música? Estoy hablando de cultura musical y no de hacer travesuras con una flauta. Por cierto, ¿cuántos agujeros tiene una flauta? Cultura musical, joder, cultura musical. Siempre es importante saber quien fue la mujer de Kurt Cobain. Y siempre, hay alguien al que poner en un altar.
3) Instaurar la cadena perpetua para todos los hijos de Satanás que hay sueltos. El infierno es una cosa muy personal, y para los pseudocientíficos de la reinserción, que se acostumbren a pasar a la sombra el resto de sus putas vidas. La honradez y yo, el título del ensayo que todos deberían escribir mientras sufren en una cárcel. Y diez años son pocos. Pues venga, Margaret, seremos juntos otra vez.
4) Mandar a preventiva a todos los malditos hijos de Belcebú que metan garrafón en sus locales, sean del tipo que sean. Pero que carajo se han creído. Con la salud no se juega. Hay dilemas que tienen respuesta, y estos son los imbéciles que se merecen la mayor de las penas. Un cubata de garrafón, pues, 1 año a la sombra. Por joderme el hígado, imbécil. Y el amor.
5) Sería invierno siempre. Y lluvia, mucha lluvia. Los países nórdicos deben su alto nivel a la ausencia de sol, está demostrado. Las islandesas en invierno y todo lo demás. Y la cerveza al balcón, y está en su punto. Escuchar Desde el jergón con frasquete es lo mejor. Es bueno pensar en la mala suerte con frío. Es bueno, y saludable. Es bueno maldecir y desear lo indeseable con una lluvia permanente. Aunque se deberían cambiar los hábitos de tanto descerebrado, de tanto ser aneuronal que va andando. ¿Tan difícil es andar con un paraguas en la mano? Panda de amebas.
6) Mejorar los sistemas y medios de transporte públicos. Como peatón miserable, llevo desde el año 91 cogiendo autobuses a diario. Y desde septiembre de 2006 lo hago con los trenes de cercanías, después del bus correspondiente. Haciendo números, y contando moscas. Que para una buena que hizo el Machado más conocido (no le llegaba a la suela de los zapatos a su hermano Manuel), me recuerdan a los únicos seres inteligentes que suelen habitar los medios y sistemas de transportes públicos. Estoy harto. Hasta el mismísimo hígado.
7) Honrar a personajes que de verdad se lo merecen, y no a los mantas que idolatra el personal iletrado. ¿Qué más da lo que piense la gente? ¿Qué más da lo que digan? Juzguemos a las personas por sus obras. Siempre puede ser Un buen día. Y punto.
8) Acabar con la censura previa. (¡!).
9) Institucionalizar el insomnio. Dormir es aburrido y una pérdida de tiempo.
10) Sobre los partidos políticos. Mi opinión es que no tengo opinión. Pero es increíble que se ilegalicen partidos en el XXI. Aquí, y en la China. Y no me llamo José Luis, me llamo Gaizka Jon. ¿En que aeropuerto esperas?
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Quietísimas manos.
martes, 16 de septiembre de 2008
El tren de las 3:10,
¿Qué hacías entre los 16 y los 24?
domingo, 14 de septiembre de 2008
Gárgaras y vertederos.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Hoosiers.
Hace unos días revisé Hoosiers. Llevaba como 10 años sin verla. Curso académico-baloncestístico 1951-1952. Estado de Indiana, donde el baloncesto es religión (con un increíble número de equipos de instituto). Junto con Carolina del Norte, auténtica pasión. Quizás desconocemos un poco la historia de los Estados Unidos. Allí a los niños se les regala un pelota o un bate, siempre, de baseball. En Indina, un balón de basket. A lo que iba, que no es un impuesto revolucionario. Gene Hackman llega a un lugar perdido, olvidado de la mano de Dios por mucho que se rece. Un sitio repleto de hojas de árboles, de suelos volátiles. El tipo en cuestión, el entrenador de basket, además, tiene que dar Historia y Educación Cívica. Y llega a entrenar en el equipo después de ser suboficial en la Marina. Un tipo que lleva 12 años sin entrena. Y eso es mucho, mucho tiempo. Y en Indiana, la salud es lo segundo; lo primero, el baloncesto. Y Gene Hackman pasa por una travesía desértica tras pegar a un jugador (nos recuerda un poquito a Dean Smith). El respeto como identidad. Siempre he dicho que los profesores son como los entrenadores y los arquitectos, un mal necesario. Siempre hay alguien al que tienes que decir no. En un momento de la peli, otra de las profesoras, interpretada por Barbara Hersey, dice que “hoya los dioses están desprestigiados”. El respeto exigido es difícil de conseguir en algunas profesiones. Por eso, voy a tomarme otra, porque, como dice Dennis Hopper en la peli, a veces borracho, a veces 2º entrenador, “¿Qué tiene que ver que beba con lo que sé de baloncesto?”. Y punto.
jueves, 11 de septiembre de 2008
La huevera está vacía.
Me he quedado perplejo. Lo que ha dicho hoy el entrenador del Real Murcia no tiene nombre. No tiene nombre. O sí. Y todo por desvíar la atención, por ver periquitos donde hay murciélagos. El Real Murcia ha fracasado en sus dos primeros paradas, en sus dos primeros partidos. Pero un tipo con responsabilidad, un ejemplo para los deportistas, para los jóvenes, para los niños que van a Nueva Condomina. Como Gandhi 4 que soy estoy en contra.
Otro al que se le ha calentado la boca ha sido al piloto de monoplazas. Que Kimi no tiene huevos. La que no tiene huevos, es mi huevera, que mira cómo ha salido en la foto. Como dicen los sábados por la mañana en la radio, los huevos forman parte importante del complejo erótico. Junto con conejos y pollos. Y lo que tú quieras. Y todo lo demás. Para mí, estos tipos son como los toreros, a todos les sobran huevos.
Esto es una putada. ¿Esas son las soluciones que da tito Silvio para la el empleo añejo?
Pero hoy no van a ser todo malas noticias. Aquí una buena. Otro, tito, tito Jean-Marie, parece que no se presenta. Pero que no se nos olvide, que hace seis años, su partido consiguió en las elecciones presidenciales 4.805.307 votos en la primera vuelta ( el 16,86%); y en la segunda vuelta alcanzó 5.525.906 votos (y un bestial 17,79%). Pues eso, para todos los que lo necesiten hoy, que hay más de uno, un poquito de amor no viene mal. Aunque hablando de herramientas oxidadas, hay que recordar lo que cantaba José Ignacio Lapido, uno de los mejores poetas de este país, "nadie besa al perdedor". Pues eso, hasta la derrota siempre.
martes, 9 de septiembre de 2008
Un grito de amor desde el centro del mundo
Compré por casualidad Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama. Se me ha pasado el arroz (demasiado amarillo) para la novela juvenil, pero con esta hice una excepción. Es una reflexión, ahora incluso manga, sobre las relaciones adolescentes. Se centra en lo clásico amor, desamor, lucidez, desesperación, todas esas cosas de 16 (años), las relaciones con los adultos y la reflexión sobre la enfermedad y la muerte, y la vida después de la muerte. A veces las cosas salen mal, y los sentidos tienden a explotar, y todo se magnifica. Hasta la muerte se magnifica. Aunque olvidar siempre es difícil, y las soluciones no se encuentran. Cuando las cosas salen mal es imposible la evasión, y los rezos no aminoran el caos interno, la paz eterna. Escuchar, sentir, escribir. A veces no es suficiente. Y, a posteriori, los cambios drásticos no lo son tanto. Nada es tan importante, ni incluso, la muerte. La relevancia de la evolución. Los rasgos del dolor son siempre complejos. No sé, desconcertante novela, a veces increíble, a veces desagradable. Aunque siempre nos quedará el sarcasmo, y un desierto rojo en el que evadirnos del dolor, y una barca a la deriva, y un programa de radio, y un hospital que da ganas de vomitar, y una caja con cenizas, y un cementerio imposible, y las mejores hortensias. Y una caja que nos enseña la verdad del mundo. Y todo lo demás.
Che, El Argentino.
Ayer vi Che, El Argentino, en el Rex. No tengo ni idea de la Revolución cubana. Hace un par de años expliqué algo en 4º de la ESO y poco más. Entre 2 gintonics, dos superprofes, don Antonio y don Sergio, me explicaron un poco la historia. Pero hay algo que no me entra en mis neuronas. Sí, sí. No me entra que un grupo de personajes, más o menos acomodados, se enfrascara en una epopeya épica de tales dimensiones. El objetivo era loable, cómo no: cargarse el puticlub institucionalizado en que se había convertido la isla. Pero yo, esas batallitas, esas guerras de guerrillas, al final, las veo un poco falsas. Y como Gandhi 4 que me autoproclamo, no puedo estar a favor de unos tipos que mataban (aunque su objetivo pueda ser visto por los pijoprogres estos de ahora como mitificable [no sé si existe el palabro]). Del marasmo de guerrilleros míticos, sólo me sonaban Zipi y Zape, Raúl y Fidel (sigo sin entender el cambio de Word de Zipi por Sipi, tengo que investigarlo). Creíbles, aunque Fidel se mesa mucho esas barbas (que, por cierto, eso debía ser antihigiénico, con los piojos silvestres; te equivocaste con eso, efe). Iban de machitos, muy anti Reinaldo Arenas, ya me entendéis. Y del Che, cuenta desde la previa, pasando por el viaje marítimo y la vida en la selva (no sé si maestra o alguna, si grande o pequeña). Sigo sin entender como un médico, con esposa e hija, se metió en tal cebolla (eso no es responsable). La peli termina con la victoria rebelde, la victoria castro-guevarista. Pero lo más interesante es contrastar esa doble imagen cheísta, la del guerrillero y la del ministro castrista que defiende a ultranza a su gobierno en la ONU. El Che que ajusticia a guerrilleros, que dispara bazookas (prefiero los bebibles del Refugio) con el que enseña a leer y a sumar, con el que pasa consulta médica en la selva. ¿Es eso creíble? ¿Se puede ser cruel y angelical a la vez? ¿Se puede rozar el infierno con la zurda y el cielo con la siniestra? ¿Hacía la revolución, era partícipe por interés? ¿Era amoral su planteamiento antiindividualista? ¿Disfrutaba con esas matanzas? Aunque, todo hay que decirlo, su foto, no pierde nada de efecto con la edad. Pese a todo, el Nobel de la paz creo que nos lo merecemos antes el Che y yo que Garzón. Aunque sí Garzón llega a enchironar a Pinochet, entonces si se lo deberían otorgar. Y para revoluciones, las del dos caballos y las que le faltan a más de Fórmula 1 este año. En fin, una historia de señores barbudos. Y el infierno sigue lleno de buenas intenciones. Y punto.
lunes, 8 de septiembre de 2008
Himnos desorientados.
Penas máximas.
domingo, 7 de septiembre de 2008
Imposibles.
jueves, 4 de septiembre de 2008
Chamamé.
Terminé hace poco de leer Chamamé, la novela de Leonardo Oyola publicada en Salto de página. En pocas palabras, advertencia preliminar, novela apta para tarantinianos. El problema de las religiones es su virtud. Si Tarantino es Dios, Rodríguez es su profeta. Y desde ahí, podemos ir estirando el chicle y darle hilo a la cometa, y justamente han surgido seguidores desde todas las disciplinas artísticas, y esta Chamamé es una historia que bebe de esa fuente, mitad clásica, mitad postmoderna. Cuando sea llevada al cine, que lo será, Chamamé será una road movie pero no cualquiera. Y si no, simpre podemos ver a Kevin en Un mundo perfecto. Dos cabrones de toda la vida, el padre Noé y su secuaz el perro Ovejero. Todas sus andanzas, sus desamores, sus pasados. El padre Noé reconvertido al más asesino dogmatismo. Porque siempre se ha matado en nombre de Dios, mientras recitas el Nada fue un error, o cualquiera de los Guns, o el 1979 de Guillermito. El sacrificio como ideal de vida. Jessica Lange como imagen perenne. El problema de los asesinos es que no pueden tener pasado, porque siempre hay tiempo para llorar después (nunca antes, nunca durante). E incluso, a veces, matar, aunque sea en una cárcel, tiene sus repercusiones fuera. Y los chicos que nos jodieron en el 98 (de nada valió el 6-0), son muy, muy malos. Y las lluvias de ranas son posibles. Pero al final, sólo queda el vacío, esa nada que inunda pulmones y corazón, esa muerte solitaria, ese vacío, esa curva tamburelliana en la que Senna encontró su muerte. Siempre puedes cantar salmos, oraciones multiplicadas por 2. Pero no vale nada. Un asesino siempre te espera para pasar su cuchillo por tu cuello. Y hay sacrificios que siempre ocurren. Una buena novela, y el que no la entienda que vuelva al parvulario del que no debió salir. Y punto.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Lanza.
Shadowboxer.
martes, 2 de septiembre de 2008
Basket y enfermedad.
lunes, 1 de septiembre de 2008
Drácula.
No es fácil llevar al cine la novela stokeriana. Ni mucho menos. Es una novela de matices, y la peli lo es aún más. El aullido de un lobo, la soledad de los espejos, Winona Rider de blanco, la lucidez de los manicomios, el desamor, la venganza ignominiosa, el revés de las tormentas, la magnitud de los sombreros, la dignidad de la hora del té, la superstición milagrosa, la gloria de las letras en las cartas, la velocidad de los muertos, el imaginario de los rayos, el vuelo infernal, la claridad, la inquietud de las rejas, la bienvenida a la morada, las grietas en el suelo, los faroles encadenados, los retratos en penumbra, la preciosidad de la sangre, los planos londinenses, el bullicio de mediodía, la sombra engañosa, la velocidad de las sombras, la sombra que me robó el sueño, el amor verdadero, y una sombra que te puede ahogar, las lágrimas afortunadas, las uñas devotas, y la sombra que sigue creciendo, arrugas en la cara, y Winona Rider en un salón, la dieta agusanada, las promesas de inmortalidad, la sangre como vida, las confesiones escritas, Winona Rider en la oscuridad, la rigidez de las velas, la fe crucificada, las costumbres olvidadas, la sombra arrastrada, Winona Rider susurrando, un barco en las tinieblas, las cicatrices de Van Helsing, las flores marchitas. Y todo lo demás. Y todo lo demás.
Ah, por cierto. ¿Hay alguna peli en la que Gary Oldman no salgo disfrazado o caracterizado? Y no vale Amor a quemarropa. Pues eso, let forever be.
Cornetas y tambores.
Algo está cambiando en Francia. La historia de Rachida Dati, otra superministra. Con un par.
Toma ya.
Son la pareja que mejor retransmite la NBA en España. Sin duda ninguna.
Ya estoy oficialmente en el paro. Un desempleado más a que sumar al supergobierno de la superpolítica social. Por el vino tinto y la velocidad. Y si no hay velocidad, pues nos quedaremos simplemente con el vino tinto. Y punto.